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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




lunes, 11 de marzo de 2019

Tapeo madrileño

Un fin de semana de tapas por Madrid da mucho de sí. Disfrutar de un paseo por la Castellana después de desayunar un café con porras; ir de tiendas, más que nada porque no se diga; mirar hasta cansarse, no, hasta cansarse no, hasta que el cuello se queje, el cielo azul madrid; tomar unas cañas con las correspondientes tapas en La Dolores; reunirse con la familia y los amigos, esas barbacoas; algún teatro, algún museo, alguna exposición y dejarse caer en el sofá como un fardo al volver por la tarde a casa de la amiga que te acoge. En este caso tocaba exposiciones.


En la Biblioteca Nacional, esa desconocida, espera Lope y el teatro del siglo de Oro. Se puede ver hasta el 17 de marzo. Una debilidad ese Lope, qué le vamos a hacer. Manuscritos originales suyos y del resto de autores, ilustraciones, aplicaciones informáticas y audiovisuales de diferentes bibliotecas nos acercan a la obra y la trascendencia del Arte nuevo de hacer comedias, la fórmula que aquel influencer que fue Lope usó para crear el teatro español. ¿Dije influencer? A qué llegaremos, señor... Y como no tenía abuela, el bueno de Lope, él mismo deja dicha la importancia de su labor:



El documento que más me llamó la atención fue un Memorial escrito por Mariana de Vaca, Mariana de la O y otras doce actrices , de 1587, contra la prohibición que había sobre la mujer para representar obras de teatro. Esto de que la mujer estorbe viene de lejos.

Las esculturas de Jaume Plensa en el Palacio de Cristal del Retiro son muy sugerentes así como esa Julia instalada durante un año en el lugar que ocupaba la estatua de Colón. No es que hayan arrumbado al bueno de Colón en el desván de los trastos viejos, no, lo han colocado en el medio del cruce, en la calzada, y su pedestal servirá como lugar de exposición durante un año a determinadas obras. Julia vivirá en ese lugar hasta el 20 de diciembre como una vecina más, justo al lado de la Biblioteca.

La guinda en esta ocasión, Balthus. No pienso decir ni media palabra sobre polémicas pedófilas, perdón, quería decir estúpidas. Son 47 obras que representan todos los periodos de su producción artística y que se podrán ver hasta el 26 de mayo. Como siempre, hay cuadros que enamoran y otros que te dejan fría, pero, en cualquier caso, merece la pena. Y, ya de paso, igual se puede indagar un poco sobre quién era este hombre y quién un hermano que tenía por ahí..., aunque sea en la wikipedia.



En los conciertos y recitales se suelen pedir bises. Pues este recorrido presuntamente cultural tuvo su bis: Tamara de Lempicka.

Tanto a Tamara de Lempicka como a Balthus (y a otros muchos) los conocí gracias a don Luis Floriano, profe de arte, así que al gusto por las obras de ambos se añade el valor de la nostalgia, que no tiene precio, como todo el mundo sabe. Si hubiera habido un rincón con unos cuantos cuadros de Georgia O'Keeffe habría sido el summun.

Voy a ir reservando billetes para la próxima vez.


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