sábado, 12 de enero de 2019

COMIMOS Y BEBIMOS. Notas de cocina y vida.

Declaración de principios: me declaro peyrómana, de don Ignacio Peyró, desde hoy y para siempre. Ahora viene el pero que toda declaración de principios debe tener: don Ignacio Peyró miente. Como un bellaco.

De acuerdo con las acepciones uno y dos de la entrada dos de la palabra placer en el diccionario de la maltratada RAE, placer es la palabra que mejor describe el efecto de la lectura del libro del señor Peyró, Comimos y bebimos. Me lo recomendó mi hermana pequeña, que sabe de mis vicios, los confesos y los ocultos, y disfruté con la lectura una jartá.

El título invita a la lectura, con ese plural que parece que nos concierne y ese subtítulo que parece que nos va a llevar a las confesiones íntimas del señor Peyró o de algún alter ego. Los textos de la contraportada, a los que no pienso llamar paratextos así me desuellen, que no estoy en clase, se deshacen en elogios del autor y lo comparan con los grandes de la comida, la escritura y la vida. Y, además, venía bien recomendado. Con estos mimbres, lo que toca es empezar a leer sin demora.


Una gozada. Desde el prólogo, con la declaración de principios de don Ignacio que engancha con sus emociones y recuerdos al modo de Proust, hasta la página 261. Incluso al pasar la última página, con la sensación de qué pena que se acabe con lo que estoy disfrutando, sale al paso el maestro Azorín con la cita adecuada: "Comer no es ingerir", que le sirve a Libros del Asteroide para agradecer al lector la elección del libro. Placer desde la primera a la última página.




(Algunas páginas del reportaje que ELLE DECORACIÓN dedica al Annabel's Club London en su número de diciembre 18-enero19)

Mes a mes, como en ese apartado de los libros de cocina que reseñan los productos de cada mes o estación,  recorremos mesas y manteles, entrantes y postres, restaurantes y tascas, vinos y espirituosos, champán, oporto, café y habanos.  Clubes selectos privadísimos, ese Annabel's Club London, de cuya renovación se ocuparon incluso las revistas de decoración españolas. Esos terroir franceses. Los restaurantes en los que se coció la política del momento al tiempo que se cocinaban las más exquisitas viandas, sean Le Procope o Lhardy. Restaurantes de gasolineras. Libros, películas, cuadros... El chocolate. No puedo parar.

Y las palabras. Las palabras de este libro tienen sabor, se paladean al leer. Y están cargadas de emociones, de sentimientos, de erudición, de ironía, de mucha y fina ironía. Para qué seguir, si ya se nota hace muchas líneas lo mucho que disfruté de y con este libro. Pero...

...don Ignacio Peyró miente como un bellaco. Confiesa que su año es 1980. Y miente. No es posible. Con esa insultante juventud no tuvo tiempo material para leer todo lo que está en su libro, ni para comer todo lo que está en su libro, ni para vivir todo lo que está en su libro. Miente, o vendió su alma al diablo protector de Ruperto de Nola y de Cunqueiro y de todos los que están alimentando la excelente escritura del señor Peyró.

Peyrómana para siempre, don Ignacio. Y muchas gracias, Mari.

IGNACIO  PEYRÓ. Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida. Libros del asteroide, Barcelona, 2018

3 comentarios:

  1. Sin exagerar, creo que es uno de los mejores libros que leí en mi vida

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    1. Se nota, se nota, pusiste una fecha ligeramente equivocada: 12-2012, seis años antes de su publicación. Se ve que te tenía abducida y lo comprendo.

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