Vivir con nuestros muertos
Que no, que no te empeñes, que no nos gustan nada estos asuntos. Es aparecer la palabrita y ya estamos mirando al vacío, disimulando, como que non nosotros no va. Por dios. Y vaya si va. Todos vamos “a la mar, que es el morir”. Y no, no estoy bajo los efectos de los fastos funerarios de Su Graciosa Majestad, que dios benevolente haya acogido en su seno.
Pero sí que estoy abducida. Y sí, por un libro, un libro de una mujer que sabe del tema. El libro, “Vivir con nuestros muertos”; la mujer, Delphine Horvilleur, querida Delphine (lo adivinaste, ya está incluida en mi almáciga de amigas) ¿Qué cómo se me ocurrió leer un libro con ese título? Primero porque leo hasta los catálogos de las ferreterías, que ya no existe la guía telefónica, según creo. Segundo, y más importante, porque una amiga de esas de la almáciga me lo regaló este verano. Y me hizo un pie agua, porque estaba yo tan tranquila leyendo La hija de las mareas y Miss Marte y los tuve que dejar. ¿Cómo que si puedo leer dos libros a la vez? Y tres, si llega el caso (aquí habría que poner un emoticono de esos de la risa) Uno en papel, en casa, sentada tranquilamente; otro en ebiblio, en el móvil, más incómodo, sí, pero muy útil en el autobús, la peluquería y sitios así. Y luego está el libroplancha, llamado vulgarmente audiolibro. Tres.
Pues eso. Que a pesar del título me puse a ello. La recomendación de una buena amiga es siempre una garantía; además, sabes que me gusta leer esas opiniones que los editores ponen en la cubierta y con las que me gusta estar en desacuerdo, un reto para leer. Pero me suelo fiar de Lucía Méndez, y Lucía Méndez dice “libro delicioso”sobre la muerte". Así que debatiéndome entre confiar o saltarle a la yugular opté por leer.
Y aquí estoy. Descubrí que Delphine es rabina además de periodista y filósofa, al parecer. También es joven y francesa, cómo se le ocurre. En la Francia de la liberté y la égalité las mujeres no podían ser rabinas, qué idea tan tonta, así que tuvo que ir a estudiar a Nueva York, donde se ordenó a los treinta y tres años. Está casada, es madre, y tiene sentido del humor: celebra no haber tenido que disfrazarse de varón, como Barbra Streissand en Yentl, para acceder al estudio del Talmud.
Barbra Streisand - The Way We Were (Dónde está escrito), de la película Yentl
Este libro nace de su experiencia en el oficio de difuntos. Es una delicia, tenías razón, Lucíaméndez. Es una delicia ver cómo se prepara para acompañar a los familiares en el duelo, cómo los lleva de la mano en el kadish, la oración por los difuntos. Enternece que judíos no creyentes confíen en ella. Satisface ver cómo no lee los libros sagrados al pie de la letra, algo que debería ser tan obvio. No es un libro de religión, no es para creyentes, no es para judíos; es un libro que acompaña en el miedo a nuestro final, en la injusticia que nos parece la muerte, en el dolor ante el vacío que dejan los que se van. Sin que importe que seamos ateos, creyentes de cualquier religión o agnósticos. Y es un libro que, a quienes fuimos educados en el catolicismo y se nos enseñaron con esmero los principios cristianos, nos muestra algunas diferencias entre esas creencias y y las judaicas, a pesar de proceder del mismo libro. Una de ellas, esa especie de necrofilia católica frente al impulso por la vida: Lejaim!
No nos gusta la muerte, no, pero haríamos bien en aprender a vivir con ella. En su justa medida.
Pasa, Delphine, pasa, no te quedes ahí; mira, estas son las chicas de la almáciga, mis otras amigas, y tuyas, si quieres, desde hoy.
Delphine Horvilleur.- Vivir con nuestros muertos. Traducción de Regina López Muñoz. Libros del Asteroide, 2022
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