miércoles, 5 de octubre de 2022

JAVIER MARÍAS (1951-2022)

TODAS LAS ALMAS

    ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo lo plantean? ¿Cuándo se dice una a sí misma “mí misma, llegó el momento, empieza a poner esto en orden”?
    Poner en orden. Imagina, es gratis, que te da por estudiar, que te haces, un suponer, tu filología con entusiasmo, ilusión y con notas corrientillas. Imagina, además de gratis se acerca peligrosamente a la realidad, que tienes una pasión desmedida por libretas, libretinas, cuadernos, agendas y hasta rollos de papiro si fuera posible. Sigue imaginando que empiezas y no terminas de emborronar todo ese recado de escribir que decían los antiguos, porque, en tu imaginación, igual podrías ser escritora. Imagina, ilusa, que te vas a Oxford, Universidad de Oxford, of course, tú, que has llegado a ser alérgica a la lengua del imperio, a dar un par de cursos de literatura española. La imaginación es la loca de la casa, decía tu amiga Teresa, la de Ávila, así que es incontrolable, y te ve paseando, elegantemente ya puestos, la toga por el campus más antiguo del iunaited kindon. Y, como ya vas desbocada, te ves inmersa en esa idealizada vida universitaria inglesa que tanto envidiamos desde aquí con ese papanatismo ibérico tan nuestro. Departes (qué fino) con colegas de gran inteligencia y con alguno más borrico, incluso con algún exagente del sobrevalorado MI5, que el Superagente 86 ayudó mucho a desmitificar a Bond, James Bond. Asistes a comidas claustrales espantosas, te emborrachas, perdón, vacías botellas de scotch de excelente calidad mientras tu mentor, porque hay que tener un mentor, o dos, te aburre con sus batallitas. Y vas al cine, y a las librerías de viejo, donde te abres una cuenta, ya puestos a ser snobs, seámoslo a conciencia. Y te acercas a Londres, en tren, a cenar en algún sitio fino, o a Reading, a correrte una juerga y recordar al tío Óscar. Y sigues emborronando libretinas, que tendrás que traer en esa maleta llena de libros que los intelectuales llevan siempre consigo aunque se les olvide la de la ropa. Y esas libretinas, en esa imaginación tuya tan fértil y desmadrada, están llenas de ideas, diálogos, frases ingeniosas y profundas que tus lectores subrayarán un día, descripciones agudas e irónicas. En fin. 
    Poner en orden. Ya estás en tu casa, la que añorabas desde la niebla de Oxford y desde la que suspiras con melancolía por el río Isis, y te dispones a escribir tu novela. ¿Cómo se hace? ¿Cómo lo hacen? Las escuelas de letras seguro que hacen un buen trabajo pero igual es que no hay fórmulas universales. José Luis Sampedro no lo hacía igual que Carmen Martín Gaite a pesar de que ambos tenían colecciones de cuadernos “de todo”. Y tú, ni en sueños serías capaz de hilvanar medio capítulo de esa historia que te persiguió durante dos años. 
    Quizá porque el orden en todo eso lo pone el talento y tú, aunque en tu desvariada imaginación te veas sentada en un sillón de la Academia y renunciando a premios, desengáñate, tú no eres Javier Marías.

JAVIER MARÍAS. Todas las almas. Alfaguara Bolsillo, 1998



The Beatles - Hello, Goodbye

No hay comentarios:

Publicar un comentario