lunes, 15 de julio de 2024

P.D. James. La muerte llega a Pemberley

    Irene Vallejo, en una situación familiar difícil, escribió El infinito en un junco. Marcel Proust, en la cama donde pasó meses de su vida con depresión, escribió En busca el tiempo perdido. Por no hablar de Cervantes y sus prisiones. No hay que picar tan alto, pero tampoco vas a ser menos, nada de falsa modestia. Cuatro días merodeando por un hospital y, hala, te lees un par de libros de P.D. James. No es comparable, lo sé, pero por algo se empieza. 

    Y me gustaron la señora P.D. James y su detective Adam Dalgliesh, a los que conocí en Muerte en el seminario. Me gustaron tanto como para seguirlos en Un impulso criminal. Me gustó más la primera, quizás por efecto del descubrimiento, por los lugares en los que se desarrolla o por esos personajes tan británicos. Después del impulso criminal ya me consideré íntima de Dalgliesh y sentí la necesidad de conocer el origen del detective así que busqué la primera de la serie, Cubridle el rostro. Y cuando ya había decidido que les tocaba a Jaritos y a Brunetti, que tienen aventura nueva, se me cruzó La muerte llega a Pemberley. Pemberley, Pemberley ¿de qué me suena? Yo ya estuve antes ahí y un montón de veces, pero ¿por dónde cae eso? ¿tiene algo que ver con P.D. James? Memoria traidora. Cuando ya estaba a punto de rendirme y consultar con el oráculo Google se me encendió la lucecita ¡Darcy! La pedazo-mansión del señor Darcy. Y P.D. James decidió que podía colocar un asesinato en Pemberley unos años después de que Darcy y Lizzy se decidieran a comer perdices para siempre. Sí, esos mismos, los protas que Jane Austen inventó para Orgullo y prejuicio.


    Cierto que andan por ahí en películas y en series de tv, pero eso de que otra autora, pasado el tiempo, invada el espacio de la creadora no lo acabo de ver, así que me resisto. Primero sin mucho brío ( a ver, Phyllys Dorothy, a ti quién te manda meterte en este berenjenal, tendrás que mejorar a Jane, o al menos igualarla, con lo bien que estás tú con tus detectives), después buscando excusas (otros también lo hicieron, con el Quijote incluso) En realidad, justificando la curiosidad y la desconfianza que me corroen (a ver qué habrá hecho esta, sí, esta, con tonito condescendiente y perdonavidas, con los personajes de Jane Austen) Pues no lo voy a leer, porque esto no me parece serio, ya fue bastante que Keira Knightley  y Matthew Macfadyen protagonizaran la película de 2005 y le pusieran morritos a la señorita Bennet y ojos de cordero degollado a Darcy. Un sacacuartos, eso es lo que son estas secuelas, acuérdate de Scarlett, la famosa “continuación” de Lo que el viento se llevó: palabrería.

    La curiosidad pudo más y la leí. Palabrería.

    Lo siento, Phyllys Dorothy James. Con lo que me habían gustado tus otras novelas.

    Jaritos y Brunetti, bien. Envejecen, como todo el mundo, pero no defraudan.


P.D. James. (Todos en ebook)

Cubridle el rostro.(Adam Dalgliesh 1)

Un impulso criminal.(Adam Dalgliesh 2)

Muerte en el seminario (Adam Dalgliesh 11)

La muerte llega a Pemberley


Donna Leon

El fuego purificador. No hay absolución sin sacrificio. Seix Barral, 2024


Petros Márkaris

La revuelta de las cariátides. Tusquets, 2024





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