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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




jueves, 7 de febrero de 2019

Doña María Moliner

Elogios siempre, muchos elogios, a doña María Moliner. Doña, con el título de respeto siempre. Doña María por aquí, doña María por allá. Pero de ella poco se sabe o se dice. Y entonces aparece una de sus mejores cualidades, la discreción. Pero qué bien le viene a este país la discreción de doña María. Esa discreción que sirvió durante muchos años para justificar su ausencia de la mirada pública, para considerarla poco menos que un ama de casa tímida y poco sociable que, en vez de salir a merendar tortitas con las amigas mientras critican al marido y hablan de los hijos, la muy excéntrica escribe ¡un diccionario!


En 2011, la periodista y escritora Inmaculada de la Fuente publicó El exilio interior. La vida de María Moliner, una biografía de doña María que indaga en su formación, su carácter, el desempeño y las responsabilidades laborales, y la época histórica que le tocó vivir. El libro está muy documentado, tanto en fuentes escritas como en entrevistas con personas cercanas a la protagonista. 


Lo que más me gustó del libro fue todo lo relacionado con el trabajo como bibliotecaria de María Moliner, saber de sus ideas sobre bibliotecas, libros y lectura. De su plaza de Archivos a su vinculación con la Institución Libre de Enseñanza, su trabajo en las Misiones Pedagógicas, su participación en el Congreso internacional de Bibliotecas; en fin, un trabajo que desempeñó con entusiasmo durante la Segunda república. Había nacido en 1900 y a los veintidós años ganó por oposición su plaza en Archivos (había estudiado Historia), con destino en Simancas; los años 30, eran por tanto, la época natural de su despegue profesional. De Simancas a Murcia, y a Valencia, pero no ya en Archivos, sino en Bibliotecas, gracias a su interés en este campo y a la formación filológica que había adquirido en el Estudio de Filología de Aragón. En esta época se casa, van naciendo sus hijos y puede poner en práctica algunos de sus proyectos profesionales relacionados con la educación y la cultura. Desfilan por el libro muchos nombres que conocemos por haber estudiado con su bibliografía: Navarro Tomás, Corominas, Lapesa, Dámaso Alonso...



Se relata cómo fue sometida a depuración, al igual que su marido, después de la guerra, y condenada al ostracismo, otra vez en su puesto de archivera. Y su lucha con las palabras para componer su diccionario.
Y el asunto de la Academia. Esa votación en la que tuvo como adversario a Alarcos. Y esas bonitas palabras de mi amigo Cela. No creo necesario señalar la ironía, casi sarcasmo, que acabo de poner en bonitas y amigo. Helas aquí:



Cualquier biografía es lectura lenta y pausada, y más si, como en este caso, hay muchos datos, muchos nombres, y la prota no es una estrella del rock. Pero es una lectura gratificante. Como soy un poco mitómana y babeo cuando encuentro una placa en cualquier portal en el que haya vivido alguien que escriba, me emocionó saber que doña María vivió hasta casi el final en la calle Don Quijote de Madrid, ¡la de veces que la habré cruzado, bajando por Raimundo Fernández Villaverde, sin saber!



Excelente el trabajo de Inmaculada de la Fuente. Pero no puedo dejar de señalar  (cada día soy más repelente en estos asuntos) el leismo, página tras página; ¿es que ya no hay correctores? Lo siento, Inma, no me lo tomes a mal.

INMACULADA DE LA FUENTE. El exilio interior. La vida de María Moliner. Turner, 2018.
















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