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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




lunes, 24 de febrero de 2020

Todas somos S.H.

A María, que entra en su nuevo año saboreando estos Recuerdos del futuro

S.H.deja Minessotta para estudiar literatura comparada en Nueva York, en la Universidad de Columbia. En realidad, trataba de encontrar al héroe de su primera novela en un plazo de doce meses, plazo que ella consideraba razonable para escribir su obra, la obra que la haría escritora. Llegaba a la gran ciudad imbuida por el espíritu de don Quijote y de Nadie, que le habían enseñado que un héroe de novela, o una persona aventurera, deben superar un buen montón de aventuras antes de regresar a casa con su carga de fracaso o de sucumbir a manos de los dioses, los caprichosos dioses. Muchos años después, ayudando a su madre en una pequeña mudanza dentro de su residencia de mayores, encuentra el cuaderno con el diario que había escrito durante aquel año en Nueva York. Encuentra el cuaderno, encuentra el borrador de la fallida novela, encuentra a la Baronesa, encuentra a su vecina Lucy, encuentra a las amigas que harían su travesía más llevadera, encuentra los recuerdos de infancia, a su padre, a su hermana, a su madre, encuentra…, no, no lo encuentra, porque nunca lo olvidó, el recuerdo de aquel ascensor. Y, sobre todo, ve, observa, el encuentro entre la S.H. del presente, escritora, amante, amiga, hija, madre, y la S.H. del pasado, también escritora, amante, amiga, hija y, sobre todo, saco de inseguridades que encierran toda la voluntad de llegar a ser.
Perdóname, Siri, por tratar así a tu S.H. Esta es la S.H. que yo veo en la novela, pero quizá no es la S.H. que tú creaste. Esta es la S.H. que me fascinó desde la primera página y me arrastró con ella, con pasión pero sin prisa, como un manjar que no quieres que se termine.
Desde que citas a don Quijote en la segunda página hasta el homenaje final a la Baronesa el libro es un deslumbramiento. No puedo elegir una cita, ni un personaje, ni una reflexión. No puedo sustraerme a sentirme identificada, perdóname una vez más: ya sabes que es el eterno pecado de quien lee, ser uno con el personaje; pero cómo no serlo, si hasta hablas de Trilby. Trilby. El ejemplar de Trilby que mi madre me regaló hace más años de los que quiero confesar sucumbió al apetito de los ratones en el desván, así que tuve que salir corriendo a encargar uno en mi librería de cabecera.
Nunca te voy a hacer justicia, Siri, porque cuanto más me gusta un libro más torpe soy hablando de él. Solo te diré que ahora mismo me siento no torpe, sino muy muy torpe.
Adicta a tus libros desde Un verano sin hombres, en cuanto termine de saborear el regusto de este manjar, Recuerdos del futuro, empezaré  Elegía para un americano. No te vas a librar de mí, querida Siri.


 Siri Hustvedt. 
Recuerdos del futuro. Seix Barral, 2019
Elegía para un americano. Seix Barral, 2019



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