Vida después de Altarriba

Día completo. De esos que quedan en el recuerdo. Antonio Altarriba participa en un encuentro con escolares de dos institutos amigos, escolares que están en mis mejores recuerdos. Y se queda a comer y acepta la invitación para estar también, gratis et amore, en una tertulia literaria a la que suelo acudir, así que ya tenemos presentada a una buena persona porque estas ocho horas de trajín, y la mayor parte porque sí, solo se hacen si se es un determinado tipo de persona.

Foto: F. Cuesta

Pero ¿quién es este señor? Antonio Altarriba. Catedrático jubilado, escritor, ensayista, guionista de cómicocomoseaquesellameeso. Y son dos de sus cómicocomoseaquesellameeso los que me permitieron conocer su obra y entender por qué fue merecedor del Premio Nacional de Cómic en 2010 , entre otros muchos.

El arte de volar y El ala rota son dos obras autobiográficas. Altarriba guioniza

 la vida de su padre, luchador anarquista insatisfecho con la vida que le tocó vivir, en El arte de volar. La figura de la madre queda oscurecida en esta obra, así que escribe El ala rota para hacerle justicia.

Foto: F. Cuesta

Lo malo de escuchar a un escritor cuya obra leíste con entusiasmo es que tiendes a empatizar a lo loco, abandonas el sentido crítico a la puerta de la biblioteca, olvidas que, por muy autobiográfica que sea la obra, es un creador que utiliza sus vivencias como materia literaria. Y la materia literaria es lo que tiene.

Foto: S. Velasco

Y según vas viendo cómo se desnuda en público y cómo se va emocionando compruebas cuántas son las cosas que tenéis en común. Tenéis la misma edad, la misma formación académica, las mismas lecturas de adolescencia y juventud. Perdón, olvidas que en vuestra generación la adolescencia no se había inventado. Vivisteis la misma España oscura. Las batallitas y los silencios sobre el pasado reciente eran parte del día a día. Sin dramatizar, la vida era complicada. Más complicada si eras mujer. Ahí nos distanciamos, Antonio. O no tanto. 

Porque El ala rota es cómo vivir en mujer en aquellos días. En El ala rota está mi abuela, la que me contaba la guerra y la posguerra a nada que le diera pie, y la que me contaba oscuros secretos familiares relacionados con violaciones y fosas comunes. Y en El ala rota están mi madre, mis tías y la maestra, que me decían, nos decían, “estudia, para que no tengas que depender de nadie; luego, si quieres, te casas”. Cómo no empatizar con autor y obra.

Pero El arte de volar es libertad. Y libertad es nombre de mujer. No importa que el prota sea varón para sentirse una con sus sueños. Cuando se ha sido simultáneamente Miguel Strogoff y Jo March se es coprotagonista de todo lo que se lee y esto es así para siempre jamás.

Una golosina, estos dos libros, tanto por el texto como por el dibujo.

Así que, Fuen, habrá vida después de Altarriba, pero será distinta, porque libro disfrutado, lector cambiado.

Gracias, Antonio.