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El viento comenzó a mecer la hierba.
Con ruidos graves y amenazadores
envió una amenaza a la tierra
y otra amenaza al cielo.
Las hojas se desprendieron de los árboles
y se esparcieron por todas partes.
El polvo se arremolinaba,
como agitado por unas manos,
y por el camino se alejaba.
Las carretas se apresuraban en las calles.
El trueno, lentamente, se desató;
el relámpago mostró un pico amarillo
y una lívida garra a continuación.
Los pájaros levantaron
las empalizadas de sus nidos.
El ganado corrió a los establos.
Cayó una gigantesca gota de lluvia, y luego,
como si las manos que sujetan los diques
se hubieran levantado,
las aguas rompieron el cielo,
Pero pasaron sobre la casa de mi padre
y solo rompieron un árbol.
Emily Dickinson. El viento comenzó a mecer la hierba
Me encanta...
ResponderEliminarGracias por leer y comentar. Un saludo.
EliminarTormentosa situación se avecina con el viento ¿metáfora de nuestra realidad?
ResponderEliminarTambién hay vientos que limpian la atmósfera, Pedro, y el alma. Seguiremos con la esperanza. Gracias por leer y comentar. Un abrazo.
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