LVIII
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros:
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
-Ahí va la loca, soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha;
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de la vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños;
sin ellos, ¿cómo admiraros, ni cómo vivir sin ellos?
Rosalía de Castro. En las orillas del Sar
Por un momento han sonado las campanas de San Miguelmientras leía esto y he vuelto a Bastabales y claro, me he llenado de soledad. Gracias, Seve.
ResponderEliminar¡Ay, la morriña! O la saudade. O todo junto. Y el confinamiento, que tiene debilidad por la melancolía. No hay de qué, amigo.
Eliminar