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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




martes, 26 de mayo de 2020

#yomequedoencasa/73


                               GIL VICENTE

Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.

Más quiero vivir segura
n'esta sierra a mi soltura,
que no estar en ventura
si casaré bien o no.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.

Madre, no seré casada
por no ver vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.

No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só,
dicen que me case yo:
no quiero marido, no.



Sinagoga de Santa María la Blanca - Toledo


                              LUIS DE GÓNGORA (1561-1627)

La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice,
que escucha su mal:

“Dejadme llorar
orillas del mar.

“Pues me distes, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el pesar,1
y me cautivastes
de quien hoy se va
y lleva las llaves
De mi libertad:

dejadme llorar
orillas del mar.

“En llorar conviertan
mis ojos, de hoy más,
el sabroso oficio
del dulce mirar,
pues que no se pueden
mejor ocupar,
yéndose a la guerra
quien era mi paz:

dejadme llorar
orillas del mar.

“No me pongáis freno
ni queráis culpar,
que lo uno es justo,
lo otro por demás.
Si me queréis bien,
no me hagáis mal;
harto peor fuera
morir y callar:

dejadme llorar
orillas del mar.

“Dulce madre mía,
¿quién no llorará,
aunque tenga el pecho
como un pedernal,
y no dará voces
viendo marchitar
los más verdes años
de mi mocedad?

dejadme llorar
orillas del mar.

“Váyanse las noches,
pues ido se han
los ojos que hacían
los míos velar;
váyanse, y no vean
tanta soledad,
después que en mi lecho
sobra la mitad:

dejadme llorar
orillas del mar”.


                                                          Cantiga de boda sefardí, Coro de cámara Ainur



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