Premio Nacional de Poesía 1988
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2006
Premio Cervantes 2006
Prometeo en la frontera I
Acaso estemos en igual tormento.
Un dios caído en el dolor es tanto
como el dolor si sobrepasa el llanto
y se levanta contra el firmamento.
Un dios inmóvil es un dios sediento
y a mí me cubren con el mismo manto.
Yo tengo sed y lo que yo levanto
es la impotencia de levantamiento.
Oh qué dura, feroz es la frontera
de la belleza y el dolor; ni un dios
puede cruzarla con su cuerpo puro.
Los dos estamos por igual manera
a hierro y sed de soledad, los dos
encadenados contra el mismo muro.
(For children. Bela Bartok)
Y, de la tierra, un pájaro,
a impulso de su canto,
pensativo se alza.
Oh tiempo milagroso:
ya no hay pájaro; lluvia,
cristal vivo, hacia arriba
crece.
Mas la ternura
tiende su mano misteriosa.
Alguien -el mundo- dice
adiós, adiós, sin palabras.
Mi corazón sobre la música
se inclina en paz. Alguien dice
siempre adiós.
La belleza
necesita silencio.
Blues del nacimiento
Nació mi hija con el rostro ensangrentado
y no me la dejaron ver despacio.
Nació mi hija con el rostro ensangrentado
pero me la quitaron de las manos.
Mi hija ahora ya va a hacer tres años
y habla conmigo y ella ve mi rostro.
Mi hija ahora ya va a hacer tres años
y canta y piensa pero ve mi rostro.
Yo ahora ya no me pregunto
por qué se ama a un rostro ensangrentado.
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