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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




martes, 15 de junio de 2021

#poesíasiempre/83

(1808-1842)


El mendigo


Mío es el mundo: como el aire libre,
Otros trabajan porque coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
Una limosna por amor de Dios.

   El palacio, la cabaña
      Son mi asilo,
Si del ábrego el furor
Troncha el roble en la montaña,
O que inunda la campaña
El torrente asolador.

      Y a la hoguera
      Me hacen lado
      Los pastores
      Con amor,
      Y sin pena
      Y descuidado
      De su cena
      Ceno yo.
      O en la rica
      Chimenea,
      Que recrea
      Con su olor,
      Me regalo
      Codicioso
      Del banquete
      Suntüoso
      Con las sobras
      De un señor.

   Y me digo: el viento brama,
Caiga furioso turbión;
Que al son que cruje de la seca leña,
Libre me duermo sin rencor ni amor.

    Mío es el mundo: como el aire libre,
Otros trabajan porque coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
Una limosna por amor de Dios.

   Todos son mis bienhechores,
      Y por todos
A Dios ruego con fervor;
De villanos y señores
Yo recibo los favores
Sin estima y sin amor.
      Ni pregunto
      Quiénes sean,
      Ni me obligo
      A agradecer;
      Que mis rezos
      Si desean,
      Dar limosna
      Es un deber.
      Y es pecado
      La riqueza,
      La pobreza
      Santidad;
      Dios a veces
      Es mendigo,
      Y al avaro
      Da castigo
      Que le niegue
      Caridad.

   Yo soy pobre y se lastiman
Todos al verme plañir,
Sin ver son mías sus riquezas todas,
Que mina inagotable es el pedir.

    Mío es el mundo: como el aire libre,
Otros trabajan porque coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
Una limosna por amor de Dios.

   Mal revuelto y andrajoso,
      Entre harapos
Del lujo sátira soy,
Y con mi aspecto asqueroso
Me vengo del poderoso,
Y a donde va tras él voy.

      Y a la hermosa
      Que respira
      Cien perfumes,
      Gala, amor,
      La persigo
      Hasta que mira,
      Y me gozo
      Cuando aspira
      Mi punzante
      Mal olor.
      Y las fiestas
      Y el contento
      Con mi acento
      Turbo yo,
      Y en la bulla
      Y la alegría
      Interrumpen
      La armonía
      Mis harapos
      Y mi voz:

   Mostrando cuán cerca habitan
El gozo y el padecer,
Que no hay placer sin lágrimas, ni pena
Que no transpire en el medio del placer.

    Mío es el mundo: como el aire libre,
Otros trabajan porque coma yo;
todos se ablandan si doliente pido
Una limosna por amor de Dios.

   Y para mí no hay mañana,
      Ni hay ayer;
Olvido el bien como el mal,
Nada me aflige ni afana;
Me es igual para mañana
Un palacio, un hospital.
      Vivo ajeno
      De memorias,
      De cuidados
      libre estoy;
      Busquen otros
      Oro y glorias,
      Yo no pienso
      Sino en hoy.
      Y do quiera
      Vayan leyes,
      Quiten reyes,
      Reyes den;  
      Yo soy pobre,
      Y al mendigo,
      Por el miedo
      Del castigo,
      Todos hacen  
      Siempre bien.

   Y un asilo donde quiera
Y un lecho en el hospital
Siempre hallaré, y un hoyo donde caiga
Mi cuerpo miserable al espirar.

    Mío es el mundo: como el aire libre,
Otros trabajan porque coma yo;
Todos se ablandan, si doliente pido
Una limosna por amor de Dios.

                                  (José de Espronceda en la Biblioteca Virtual Cervantes)


José Luis Perales - Un velero llamado libertad

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