Descubrí tarde a Marta Sanz, ya lo conté en otra ocasión, y anoté en la libretina de los libros deseados algún libro suyo para futuras lecturas. Hace unos días, brujuleando en ebiblio, me asaltó este título, que no estaba en la libretina no sé bien por qué. Lo cogí prestado inmediatamente, que, cuando se trata de libros, los flechazos son más eficaces que en el amor, con permiso de Cupido.
Y pasó lo que era de prever. Enganche total a la lectura, a pesar de que, al llegar a una edad incierta, leer en el móvil resulta cansado. Y lectura gozosa y acrítica, mea culpa, pero cómo no estar de acuerdo con Marta en casi todo lo que dice, cómo no sentirse identificada con dudas y certezas que son compañía del vivir de las mujeres.
Sí, sí, claro es un ensayo, que no lo había dicho, y su asunto es esa cosa, el feminismo, que da tanto miedo como recelo causa en algunas mentes de hombres y de mujeres. Nuevos lenguajes del feminismo es el subtítulo, por si alguien pensaba que Monstruas y centauras era una novela erótica o así. Y los ensayos dan un poco de pereza, porque tienden a ponerse estupendos, dignos, sesudos, recios, viriles. Cuanto más viriles, más pereza. Y hay tanto varón recio y viril por ahí escribiendo sesudos y dignos ensayos sobre feminismo que la pereza cotiza al alza.
Por suerte tenemos a Marta cogiendo el toro por los cuernos y hablando con total libertad, con profundidad y ligereza, con implicación personal, con convicciones y con dudas, del feminismo aquí y ahora. Del feminismo y las mujeres. De nosotras. No es una falta de respeto tutear a Marta, la señora Sanz, es cercanía, si ya me apetece llamarle Mari, como a mis hermanas, que ellas ya saben distinguirse entre sí, sin más especificaciones. Gracias por este estupendo libro, Marta, Mari.
Y claro que me fui a la librería a comprar el libro en papel, que así es más mío.
Y no pienso dejarme las canas. Que se sepa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario