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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




miércoles, 4 de mayo de 2022

QUERIDA, Y OLVIDADA, TÍA FRANÇOISE



Ya sabes que las sobrinas no somos de fiar. También lo saben la tía Colette y la tía Simone. Nos apuntamos al entusiasmo del descubrimiento: Buenos días, tristeza, Chéri, Memorias de una joven formal. Hablamos de vosotras con la borrachera de la novedad, de la identificación, de la comprobación alegre de que hay mujeres que parecen mujeres en libertad y en igualdad con el resto del género humano. Y nos creemos que todo el monte es orégano. El monte de la liberación femenina, digo. Y nos lanzamos a leer todo lo que cae en nuestras manos y todo lo que,  voluntariamente, buscamos que caiga. Sabemos, estamos convencidas de ello, que sois las mejores tías que una chica de provincias pueda tener. No hacéis magdalenas, ni de Proust ni de La Bella Easo, ni tejéis rebequitas para sobrinas ñoñas, lo vuestro es escandalizar, escandalizar de vida y obra. Y sabemos que nos gusta ese camino que vosotras transitáis, así que os juramos amor sobrinil eterno.
Pero fuera nos espera la vida. Y la vida no nos da. No nos da pa’tanto como queremos hacer, leer, vivir. Y, con la inconsciencia de las sobrinas jóvenes, os vamos dejando ahí, para otro momento, porque sois comprensivas, cariñosas, pacientes. Sobre todo tú: ¿quién podría entendernos mejor que la mujer que fue capaz de crear a Cécile con solo dieciocho años?
Y muchos años después, un perfecto día de mayo a pesar de la odiada mascarilla que empaña las gafas y dificulta el disfrute de la mañana de librería, estás allí, en la mesa de novedades, llamándome desde Las cuatro esquinas del corazón. 
Ahora toca leer esta obra póstuma y disfrutarla, porque sigues en ella tal como tú eres, “junto con Agatha Christie, la autora comercial más inteligente, dotada, refinada, imaginativa, divertida y profunda del siglo XX. Una maravilla”. No lo digo yo, no me voy a poner a darte jabón a estas alturas, lo dice Milena Busquets y me crispo un poco. Milena, querida y admirada Milena, ¿por qué parece que comercial es algo negativo? 
Pero ya me descrispo y disfruto de la novela, de tu escritura elegante, sintética, limpia y llena de humor. Y busco entre mis tesoros, pero Buenos días, tristeza no aparece, tendré que comprarlo otra vez.
Era de segunda mano, ni recuerdo la cubierta; se había publicado en España con mucho retraso y con advertencias sobre su amoralidad, como tantas otras obras en aquella época. Lo que sí recuerdo era lo joven que eras cuando la escribiste y cómo tu protagonista pasa de la inconsciencia de la perversidad a la tristeza del  remordimiento. Ciento setenta y nueve páginas y una tarde gozosa de lectura. Y, además, los versos de Paul Eluard, en La vie inmédiate, que abren la narración:

Adiós tristeza
Buenos días tristeza
Grabada estás en las líneas del techo
Grabada en los ojos que yo amo
No eres del todo miseria
Pues los labios más pobres te denuncian
Con una sonrisa
Buenos días tristeza
Amor de los cuerpos amables
Poder del amor
Cuya amabilidad surge
Cual monstruo sin cuerpo
Cara desencantada
Tristeza bello rostro


Y ahora no sé a quién pedir perdón, si a ti o a mis antiguas alumnas de Universal, a quienes no  hablé tanto de ti como, en el fondo, deseaba.



Juliette Gréco canta en inglés Bonjour, tristesse, en la adaptación al cine de la obra de Françoise Sagan, realizada en 1958 por Otto Preminger. Cécile es Jean Seberg y su padre, David Niven. Perfectos los tres. Los cuatro.


Françoise Sagan 
Las cuatro esquinas del corazón.  Lumen, 2021
Buenos días, tristeza. Tusquets, 2021

Colette 
Chéri. Acantilado, 2018

Simone de Beauvoir 
Memorias de una joven formal. Pocket-Edhasa, 2018









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