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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




jueves, 8 de diciembre de 2022

LOS RECUERDOS DEL PORVENIR. ELENA GARRO


    Una amiga muy querida me regaló en julio un billete de ida a Ixtepec, México. Sabía, porque estas cosas se saben en algún lugar de nosotros mismos, que me iba a gustar y que iba a disfrutar mucho del viaje. El billete era abierto, no tenía fecha de uso, así que fui aplazando el viaje  para alargar el disfrute antes, incluso, de partir. Y al llegar noviembre, el mes campeón de la melancolía, algo me dijo que era el momento de preparar la maleta. ¿Cómo? ¿Que Ixtepec no existe? ¿Que miraste en googlemaps? ¡A quién se le ocurre! ¡Si Ixtepec estaba en los mapas antes que Macondo! Hay que saber dónde se mira, amiga.

    El mismo Ixtepec fue mi guía a lo largo de un camino, trazado por Elena Garro, que me lleva desde la Inglaterra en la que jugaban los niños Moncada hasta el Hotel Jardín, donde las amantes de los oficiales les niegan el pan y la sal, dignas herederas de Lisístrata. De la mano de Ixtepec supe que Isabel se había sentido fuera de lugar desde niña, y sola; esto la iguala a Rosas y la lleva a tenerle compasión mientras que todo el pueblo lo odia. Por Ixtepec supe de las diferencias entre los blancos y los indios, entre las mujeres decentes y las cuscas o las queridas de los oficiales. Ixtepec me contó el amor odio que todo el pueblo sentía por Julia, la culpable de todos los males del propio Ixtepec. Me llevó al interior de las casas de ricos y pobres y me mostró las luchas de los agraristas y el sometimiento de las mujeres. Ixtepec me permitió escucharle a la viuda de Justino Montúfar, que disfruta de su viudez, que, cuando se casó con Justino él “acaparó todas las palabras”, dejándola a ella sin voz, esa voz de la que ahora disfruta. Al tiempo, su hija Conchita, enmudecida por su madre, dice “qué dicha ser hombre”.    

    Ixtepec me llevó a parlamentar con Juan Cariño, a simpatizar con Juan Hurtado, a conspirar con los cristeros; me llevó a una fiesta inventada por Carmen B. de Arrieta para rescatar fusilados. Me condujo, finalmente, a la piedra, la piedra aparente sobre la que se sienta para contarme toda esta historia: “Yo solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga”

    Ixtepec, en fin, me tiene atrapada en su memoria y me convierte al tiempo en memoria suya. Ixtepec no me permite encontrar el camino de salida. No tengo billete de vuelta, sigo vagando por su memoria varios días después de terminar la lectura de los recuerdos que Ixtepec y Elena Garro desgranan para mí, Los recuerdos del porvenir.

    ¿Cómo que si es un libro? ¡Pues claro que es un libro! Pero no un libro cualquiera. Es la primera novela publicada, en 1963, por la escritora mexicana Elena Garro. Perdón, la “gran” escritora. Y no, a ella no le gustaba que le llamaran madre del realismo mágico (porque no creía en él) aunque, a su pesar, lo sea.

Elena Garro. Los recuerdos del porvenir. Alfaguara, 2019


Sobre Elena Garro:

El Asombrario: Por qué hay que leer a Elena Garro, “la loca, la rara, la traidora”

Elena Garro, una escritora contra sí misma. El País, 15 de octubre de 2016

“Motivos por los que recordar a Elena Garro que no son sus relaciones con los hombres”

Patricia Rosas Lopátegui. Elena Garro: Otra víctima del machismo

Elena Garro. Wikipedia


Elena Garro (segunda por la derecha) junto a Elena Poniatowska en los años setenta.. Archivo EL PAÍS



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