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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




sábado, 14 de octubre de 2023

#lacosapoética/13


Rafeef Ziadah y Tal Nitzán


Las tonalidades de la ira  (Rafeef Ziadah, Beirut, 1979) 

Permítanme hablar en mi lengua árabe
antes de que también ocupen mi lenguaje.
Permítanme hablar en mi lengua materna
antes de que también colonicen su memoria.
Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas los tonalidades de la ira.
Todo lo que mi abuelo siempre quiso hacer
fue levantarse al amanecer y observar a mi
abuela postrarse y rezar
en una aldea escondida entre Jaffa y Haifa.

Mi madre nació bajo un árbol de olivo
en un suelo que, dicen, ya no es mío;
pero yo cruzaré sus barreras, sus checkpoints,
sus locos muros de apartheid y volveré a mi hogar.

Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
¿Escucharon gritar a mi hermana ayer,
mientras paría en un checkpoint
con soldados israelíes buscando entre sus piernas
la próxima amenaza demográfica?
llamó a su hija nacida, Jenin.
¿Y escucharon gritar a alguien
«¡estamos retornando a Palestina!»
detrás de las rejas de la prisión,
mientras le tiraban gas lacrimógeno en la celda?
Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.

Pero me dices que esta mujer que hay dentro de mí
sólo te traerá tu próximo terrorista:
barbudo, armado, pañuelo en la cabeza, negrata.
¿tú me dices que yo mando mis hijos a morir?
pero esos son tus helicópteros,
tus F-16 en nuestro cielo.

Y hablemos un segundo de este asunto del terrorismo…
¿No fue la CIA la que mató a Allende y a Lumumba?
¿Y quién entrenó a Osama primero?
Mis abuelos no corrían en círculos, como payasos,
con capas y capuchas blancas en la cabeza
linchando negros.

Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
«¿Quién es esa mujer morena gritando en la
manifestación?»
Perdón. ¿Debería no gritar?
¿olvidé de ser todos tus sueños orientalistas?
el genio de la botella,
bailarina de la danza del vientre,
chica de un harén,
voz suave,
mujer árabe,
Sí, amo.
No, amo.
Gracias por los sándwich de manteca de maní
que nos tiras desde tus F-16, amo.

Sí, mis libertadores están aquí para matar a mis hijos
y llamarlos «daño colateral».

Soy una mujer árabe de color
y nosotras venimos en todas las tonalidades de la ira.
Así que déjame decirte que esta mujer que hay dentro de mí
sólo te traerá tu próxima rebelde.
Ella tendrá una piedra en una mano y una bandera palestina en la otra.
Soy una mujer árabe de color…
ten cuidado, ten cuidado,
De mi ira.



Nuestras manos (no) volcaron el agua (Tal Nitzam, Jaffa, 1971))

Nuestras manos (no) volcaron el agua
nuestras manos (no) bombardearon las piletas
nuestras manos (no) agujerearon la tubería
(no) destruyeron las reservas
las plantas de purificación (no)
vaciaron los pozos

Y ante la niña
que baja los escalones fantasmas
huérfanos de la casa
que (no) nosotros demolimos
agarrando al hermanito con una mano
y con la otra un recipiente de plástico vacío
para llenarlo en el sitio de distribución
a 4$ el cubo

nuestra garganta (no) se abrasa
de sed ardiente de toda sed.

Deuteronomio 21, 7: "y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto".



QUILAPAYÚN - La muralla (poema de Nicolás Guillén)

2 comentarios:

  1. Gracias Seve, aunque triste es real. 😘

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  2. Gracias a ti, Anónimo, por acercarte a este sitio. Un saludo.

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