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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




domingo, 20 de marzo de 2011

NUNCA ME ABANDONES

Este es el atractivo título de una novela de Kazuo Ishiguro, escritor nacido en Nagasaki, Japón, en 1954, pero criado y educado en Inglaterra. Lo conocemos porque de otra novela suya, Los restos del día sacó James Ivory Lo que queda del día, aquella película que en el año 1993 tuvo un gran éxito.Yo conozco la película, pero no había leído la novela por lo que no sé cómo escribe el autor, pero pienso que si la película es buena la novela no podía ser muy mala. Este criterio tan mal fundamentado me sirvió de aval y compré Nunca me abandones.

Kazuo Ishiguro

Tardé en empezar a leer, a veces un libro se hace desear o prefiere esperar un momento más propicio, y cuando me decidí mi estado de ánimo era inmejorable. Fue hace pocos meses, en noviembre, cuando la naturaleza invita con sus colores, sus olores, su aire de castañas tardías, a enfrascarse en la lectura de alguna obra intimista. Así que empecé la lectura: "Inglaterra, finales de la década de 1990. Primera parte. Mi nombre es Kathy H. Tengo treinta y un años y llevo más de once siendo cuidadora" parecía un buen comienzo.
Portada de Nunca me abandones
Pero pasaban las páginas y yo no entendía nada de lo que les pasaba a Kathy y a sus amigos, no entendía aquella especie de colegio situado en ninguna parte, a aquellos niños que no tenían familia y a los que no se les veía futuro. O tal vez el futuro que se adivinaba era tan aterrador que era preferible no querer entenderlo. Varias veces pensé dejarlo y otras tantas me podía la curiosidad. Eso fue al principio, porque la curiosidad no hubiera justificado una lectura desagradable o poco gratificante. Lo que pasaba con esta novela era que trataba temas inquietantes y respecto a los cuales tenemos que empezar a situarnos con una actitud ética y eso siempre hace que se  remueva algo en nuestro interior. Si hablamos de ingeniería genética, de clonación humana, de eugenesia y temas similares lo mínimo que vamos a sentir es inquietud; parafraseando al clásico diríamos que somos humanos y nada humano nos es ajeno.
 Terminé la lectura por obligación moral conmigo misma, pues no me gusta cerrar los ojos a los asuntos que hacen que nos cuestionemos nuestra naturaleza humana, pero fue una lectura difícil, o, por mejor decir, generadora de desasosiego.
No sé si es una buena obra, no sé si está bien escrita o bien traducida, no me fijé en aspectos técnicos porque durante todo el tiempo que tardé en leerla pensaba obsesivamente que el futuro ya está aquí y que como individuos y como sociedad tendremos que decidir ya qué clase de mundo queremos. Y decidir siempre es difícil.
Así que llegué a la conclusión de que la novela merece la pena porque cumple con su primera  finalidad, la de entretener, pero no se queda ahí y plantea a los lectores asuntos sobre los que es necesario reflexionar y tomar postura porque ya forman parte de nuestra vida.
Y no pensaba hablar de esta novela porque aunque sé qué clase de mundo no quiero, no sé cómo formularlo de manera eficaz; pero hete aquí que estos días me sorprende el estreno de una película basada en la novela.
Y no sé si querré verla.
(Fotografías tomadas de www.lenguaensecundaria.com)

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