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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




domingo, 27 de marzo de 2011

ELIZABETH TAYLOR




Fue una niña cursi en National Velvet y una repelente Amy en las primeras Mujercitas, donde acababa casándose con aquel sosaina de Laurie (el gran Gerónimo Stilton tiene una versión de esta obra). Y la hija de Spencer Tracy en El padre de la novia, y la Gata casada con Paul Newman, y Cleopatra, y tantas otras mujeres con vidas apasionantes o atormentadas o de simple celuloide. Fue también, según la leyenda de Hollywood, amiga robamaridos, recordwoman de divorcios, cómplice de bigamia, coqueta con pastillas y botellas, amiga de dioses caídos como Michael Jackson, generosa con causas nobles,...
Pero ¿qué sabemos realmente de la persona que vivía detrás de esos famosos y archialabados ojos violeta? ¿Qué sabemos de sus ilusiones y sus sueños, qué de sus desengaños y sus fracasos? ¿Qué sabemos del ser humano que hay detrás de la estrella?
Quiero creer que su auténtica vida fue la vida oculta, y quiero creer que el balance le resultó satisfactorio. Estoy segura de que, de algún modo, en esa vida privada que desconocemos, percibió milagrosamente el agradecimiento de tantas personas anónimas que le debemos horas de felicidad,  ayuda en el descubrimiento del mundo, colaboración en nuestra educación sentimental, en suma.  
Y por todo ello quiero, desde aquí, darle las gracias en el momento melancólico de la despedida.    

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