Nocturnos
4
¿Quién pasará mientras duermo,
por mi jardín? A mi alma
llegan en rayos de luna
voces henchidas de lágrimas
Muchas noches he mirado
desde el balcón, y las ramas
se han movido y por la fuente
he visto quimeras blancas.
Y he bajado silencioso…
y por las finas acacias
he oído una risa, un nombre
lleno de amor y nostalgia.
Y después, calma, silencio,
estrellas, brisa, fragancias…
la luna pálida y triste
dejando luz en el agua…
5
Alguna noche que he ido
solo al jardín, por los árboles
he visto un hombre enlutado
que no deja de mirarme.
Me sonríe y, lentamente,
no sé cómo, va acercándose,
y sus ojos quietos tienen
un brillo extraño que atrae.
He huido, y desde mi cuarto,
a través de los cristales,
lo he visto subido a un árbol
y sin dejar de mirarme.
6
Mi alma ha dejado su cuerpo
con las rosas, y callada
se ha perdido en los jardines
bajo la luna de lágrimas.
Quiso mi alma el secreto
de la arboleda fantástica;
llega… el secreto se ha ido
a otra arboleda lejana.
Y ya, sola entre la noche,
llena de desesperanza,
se entrega a todo, y es luna
y es árbol y sombra y agua.
Y se muere con la luna
entre luz divina y blanca
y con el árbol suspira
con sus hojas sin fragancia,
y se deslíe en la sombra,
y solloza con el agua,
y, alma de todo el jardín,
sufre con toda mi alma.
Si alguien encuentra mi cuerpo
entre las rosas mañana
dirá quizás que me he muerto
a mi pobre enamorada.
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