Don Quijote
No veo Dulcineas, D. Quijote,
ni gigantes, ni islas, nada existe
de tu sueño de loco.
Sólo molinos, mujeres, Baratarias,
cosas reales que Sancho bien conoce
Y para ti son poco.
Dulcinea
Quién eres tú no importa, ni conoces
el sueño en que nació tu rostro:
cristal vacío y mudo.
De la sangre de Quijote te alimentas,
del alma que en él muere tú recibes
la fuerza de ser todo.
Sancho
Capaz de miedos, sí, mas no de asombros.
Para asombros otra alma se precisa,
desnuda y desarmada.
Mas de esa mano tosca cae la simiente
que sustenta a tu amo , y sin el pan
hasta el asombro es nada.
(De Piedra de luna, Ed. de Guante Blanco,1999)
Don Quijote (Minkus y Petipa) - Acto I, final
Marianela Núñez y Carlos Acosta (The Royal Ballet)
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