(Córdoba, 1976)
Premio Adonáis 2001
![]() |
Paul Newman (1925-2008) |
EDADES DE PAUL NEWMAN
Creíamos que no podía morir,
que no iba a morir nunca.
Ha dicho Robert Redford que tras él,
tras su existencia fúlgida y humana,
el mundo es un lugar mejor en que vivir;
pero también la tierra se ha quedado más fría,
mucho más esteparia, a la intemperie.
Algo hemos perdido con la muerte de Paul;
algo quizá íntimo, mucho más interior
de lo que supone en un actor.
Paul Newman es una pasión
como el cine también:
se han escrito a sí mismos con sus trazos
hendidos y dorados, pero también sangrientos.
Creíamos que Paul Newman no podía morir,
que era inmortal, que siempre estaría ahí
con su gorra de béisbol y sus gafas de sol,
avejentado pero todavía esbelto,
animador discreto de carreras de coches,
piloto en la estación septembrina del frío,
con una aparición fugaz en una cinta
que no sería la última,
habitando su reino con Joanne Woodward,
en tardes de domingo alfombradas de hierba.
Mi Paul Newman de infancia:
La leyenda del indomable.
No solo por la escena de los cincuenta huevos,
sino por la pelea en el presidio,
por cómo iba encajando sin quejarse
la paliza que le dio George Kennedy;
frente a ese pugilato de Wayne o de Kirk Douglas,
este hombre se dejaba sacudir,
era vulnerable y lo asumía
pero sin rendirse y sin caer.
Mi Paul Newman para una juventud:
el que fue compañero de su amigo en Montana,
Dos hombres y un destino, llamados para El golpe.
Ahora: el de La gata sobre el tejado de cinc
o Dulce pájaro de juventud.
Y dentro de unos años,
en una madurez imaginada,
me seguirán gustando Harry e hijo,
Veredicto final y Al caer el sol.
Un mes antes del fin
decidió renunciar al hospital.
Quería morir tranquilo.
Fue entonces cuando muchos nos despedimos de él.
Todos podemos ser partidarios del mito
y la felicidad, y de hecho qué felices
nos hacen ciertos mitos; pero qué pocos hombres
han dejado tras ellos
ese rastro de honrada bonhomía.
Nunca brindé con él, pero parece
que se haya muerto alguien querido extrañamente.
De Poemas para ser leídos en un centro comercial. Ed. Fundación José Manuel Lara., 2017
Raindrops keep falling on my head, de la película Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid)
(BSO: Burt Bacharach; canta: B.J. Thomas)
No hay comentarios:
Publicar un comentario