Otra lista. Me da un poco de vergüenza sacar a pasear mis prejuicios, pero eso fue lo primero que pensé. Otra lista. Que estoy muy sensibilizada desde que leí La poeta y el asesino y Los últimos días de Adelaida García Morales. Y como no es cosa de arrojar puñales al enemigo, digo, al prejuicio, pues fui y la leí. Y ahora soy fan de Maggie O’Farrell y de Hamnet.
| Tumba y monumento del poeta en la Holy Trinity Church Stratford-upon-Avon (esevelasco2012) |
Se sabe poco del poeta de Stratford y lo que se sabe sirve para que los especialistas se tiren a la cabeza si existió o no, si es el autor de sus obras o no, si quería a su familia o no, si tenía algún talento o no, si su mujer era una bruja o no. Con lo que se sabe como excusa, la señora O’Farrell escribe sobre el amor y el dolor de una pareja que en torno a 1880 vivía en Henley Street y que perdió a su hijo Hamnet a los once años. Hamlet es una obra de teatro escrita por el padre de Hamnet unos años después de la muerte de su hijo.
Agnes, mujer sensible que cura con hierbas y ama la naturaleza, y su marido, preceptor de latín que sueña con los versos y la gloria, se enamoran y se casan entre la hostilidad de las familias de ambos. La relación es complicada, que esto todavía no es Hollywood. Ambos personajes lo son, complicados, y por ello muy atractivos para la lectora, pero un poco más Agnes, la lectora es débil y tiene su corazoncito. Y en esto que aparece la peste y se lleva por delante a Hamnet, su hijo. Aquí empieza la narración, en el dolor por la pérdida del hijo.
El dolor por la pérdida de las personas que amamos no tiene medida. Estamos dispuestos a sufrir el dolor por la pérdida de nuestros mayores porque es ley de vida, por aquello del ciclo de la vida, ¡ay, Disney!, porque no queremos verlos sufrir. Porque no queda otra, para qué nos vamos a engañar.
Pero sobrevivir a los descendientes es contra natura, una aberración, una injusticia; no hay ley natural que justifique la pérdida de un hijo, no hay consuelo para ese dolor. Eso me decía mi abuela, que perdió a su único hijo varón en la primera infancia, aunque ella lo decía con la sobriedad emocional con la que sobrellevó toda su vida: “que dios no te mande todo lo que puedes aguantar”.
Agnes y el marido que triunfa en Londres viven su dolor como pueden y Maggie O’Farrell lo cuenta con ternura y delicadeza. Eso es lo que más me gusta de este libro: ternura, delicadeza, compasión, poesía y ni una sola gota de ñoñería. Gracias, Maggie, lo hiciste muy bien.
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| Presunta casa del padre de Hamnet en Stratford (esevelasco2013) |
Y gracias a ti también, Concha. Sí, a ti, Concha Cardeñoso, por tu traducción; más que una traducción, un contar de nuevo, en “nuestras palabras”, estas de un idioma duro y seco, más hecho a picarescas que a ternuras, aunque no puedo dejar de decirte que lo de la “sobreveste” me chirrió un poco, por más exacta que sea la palabrita (que sí, que soy una lectora quisquillosa o, dicho con un asturianismo, “repunante”)
MAGGIE O'FARREL.- Hamnet. Traducción de Concha Cardeñoso. Libros del Asteroide, 2021

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