TIMANDRA: LOS GUAPOS NO TIENEN BELLO OTOÑO. ¿O SÍ?
Venía la lectora compulsiva del asedio de Troya con la sonrisa bobalicona que nos coloniza durante un tiempo, mientras dura el regusto que nos deja un buen libro. Y con esa sonrisa paseó un rato al sol de la bahía y dio con sus huesos en la librería, no es buen paseo si no incluye un ratillo de librería, todo el mundo lo sabe. Necesitaba la lectora compulsiva un regalo para una persona muy querida y libro es el mejor sinónimo de regalo, esto lo enseñan en primero de neolectores.
Sin embargo, una librería, antes que máquina expendedora de libros o tienda de regalos, es una ratonera, una trampa mortal. La lectora compulsiva sabe qué libro regalar, lo lleva pensado de casa porque quiere ese libro para esa persona y no otro. Y porque conoce su debilidad ante la trampa librera.
La trampa. Una librería sabe montar la garduña con el mejor queso y la lectora tiene debilidad por el queso. Así que antes de acercarse al mostrador a pedir el regalolibro, se pilla todos los dedos de la manaza compulsiva con el mejor queso griego, recién salido de la cueva de fermentación: un Kallifatides pata negra, cosecha 2022.
Seguro que la comprendéis, a la mi pobre. Probó el Kallifatides, Otra vida por vivir, hace un par de años, por casualidad, en otro paseo librero, ya lo contó aquí. Como el bocado resultó ser exquisito guardó para más adelante El asedio de Troya. Y en esta semana de sol del norte asedió Troya con tanto entusiasmo como los aqueos. Ayer, terminada la lectura, emprendió el regreso a su Ítaca particular y esta misma mañana se dio de bruces con Timandra. O son los dioses o las trampas arteras de la librería. Aunque la lectora compulsiva reconoce que le da igual de donde venga la tentación, que ya decía el tío Óscar que está ahí para caer en ella.
El asedio de Troya. La Señorita Marina, la Señorita, maestra rural durante la ocupación nazi de Grecia, cuenta a sus alumnos la Ilíada. Se la cuenta de memoria en los ratos que pasan a cubierto en una cueva, durante los bombardeos. A sus oyentes, en especial a Dimitra, no les parecía atractivo el plan, pero entre escuchar historias antiguas y hablar de gramática, la elección estaba clara:
-¿Hablamos de los verbos que rigen genitivo o seguimos con Helena y con Paris? -preguntó con una sonrisa maliciosa. Era una decisión fácil. Y comenzó.
La historia de la historia la cuenta un alumno de quince años, enamorado de la Señorita y enamoriscado de Dimitra. Los triángulos son tan propios de la vida escolar. Dimitra está enamorada de su amigo, sin esperanza, él está enamorado de la Señorita, sin esperanza. En la Ilíada comprueban que los asuntos del querer son tan incomprensibles en la antigüedad como ahora, en 1945. Y que la guerra es igual de insensata. Y que los seres humanos son, quién sabe lo que son.
Dioses, héroes, personas. Igual en la imaginación de un poeta ciego de hace más de tres mil años que en la realidad de las invasiones armadas del siglo XXI.
En este asedio de Troya todos son de carne y hueso. Son a veces exasperantes como dioses del Olimpo y muchas más veces fuertes, entrañables y sinceros como adolescentes deseosos de dejar de serlo. Y con humor:
Dimitra (...) además, despreciaba toda regla, en especial, las lingüísticas.
-Esposas que maniatan la fantasía -así las llamaba.
Así que la lectora compulsiva , que pretendía regresar a Ítaca sin demora tras los diez años de ardor guerrero, se dejó tentar por los cantos de sirena de Timandra y está de escala en Atenas vigilando el sueño de Alcibíades con ella, la mismísima Timandra, la hetera a quien su madre quería hacer reina, y mujer muy influyente, aunque se sabe poco de ella (gracias, Plutarco, por estar ahí) Del chaquetero de Alcibíades, en cambio, hay páginas y páginas; qué raro, ¿no?:
Alcibíades, hijo de Clinias y de Deinómaca. El atractivo Alcibíades. Fue guapo de niño, más guapo aún de adolescente y mucho más en la edad madura. Eurípides, que nunca gastaba elogios sobre las personas, dijo en una ocasión que los guapos no tienen bello otoño. Sin embargo, el otoño de Alcibíades fue hermoso, aunque breve, muy breve.
Los dioses griegos también castigaban sin palo ni piedra.
Theodor Kallifatides
Otra vida por vivir. Galaxia Gutenberg, 2019
El asedio de Troya. Galaxia Gutenberg, 2020
Timandra. Galaxia Gutenberg, 2022

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