Foto:SVG
"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




miércoles, 26 de octubre de 2011

EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

       Hace unos días asistí por primera vez a la tertulia literaria de mi amiga María en su instituto. Siempre me invita, pero yo siempre, también, tengo alguna disculpa para no ir, a pesar de que me apetece. El caso es que quería ir, pero no veía la manera de tener el libro leído a tiempo. Porque ese libro y yo tenemos un pasado común.
       Descubrí a su autor, Joseph Conrad, hace ya mucho tiempo, gracias a una persona amante de su obra que me recomendó su lectura. Es decir, descubrí su existencia, porque el libro lo dejé para más tarde. Y ese más tarde nunca llegaba.
      Hace unos años tuve ocasión de visitar Roma durante unos días y, entre ruinas históricas y heladerías exquisitas, descubrí una librería, la Feltrinelli, que es como la madre de todas las librerías. Como sigo siendo una niña de provincias con un punto aldeano, me quedé embobada admirando la decoración: todo un lienzo de pared adornado con frases de artistas. Copié alguna en mi cuaderno clairefontaine, el que perdí al día siguiente en un paseo por el Trastévere mientras buscaba la casa de Alberti y Mª Teresa León (cuando me pongo pedante ni yo misma me soporto) ¿Y de quién era la frase que más me gustó? De Conrad, claro, esa de que un libro lo empieza el autor pero lo termina el lector; el caso es que él lo decía muy bien, convencía. Tanto que a la vuelta empecé El corazón... y lo abandoné, derechos del lector, capítulo uno, dejarlo cuando se quiera.
      Segundo intento, por culpa de Lorenzo Silva. Leímos en clase su novela Un día, cuando pueda llevarte a Varsovia que, entre otros méritos, tiene el de rendir homenaje a Conrad, polaco de nacimiento, como todo el mundo(ejem...) sabe. Así que nuevo intento de lectura y nuevo fracaso. Ese Marlow que contaba su viaje a África no me convencía nada y ese Kurtz que se hacía desear y nunca aparecía, tampoco.
      Y ahora, muchos años después, María y sus amigas están consiguiendo que me lo lea. Porque a la tertulia fui sin haber leído el libro, pero todo lo que se habló en aquel estupendo rato me sirvió de acicate para intentarlo otra vez, que creo que será la definitiva. Primera sorpresa, la modernidad de su escritura, nada decimonónica, como decía Asun. Segunda sorpresa, las tinieblas interiores de cada ser humano, sacadas al exterior de una forma lúcida y situadas frente al lector como un espejo. Y creo que habrá más sorpresas a medida que avance en la lectura.
       No sé si cuando llegue al final podré decir que me ha gustado, por más que hasta ahora el balance sea positivo. Pero haber llegado hasta aquí y poder transitar por este camino para terminar el libro que Conrad empezó es una satisfacción que nadie me podrá quitar. ¡Muchas gracias, chicas, muchas gracias, María! Creo que volveré alguna otra vez a vuestra tertulia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario