La adición a la radio es lo que tiene, que
mientras te dedicas con frenesí, cómo me gusta esta palabra, a la actividad
sexual (planchar, fregar, cocinar) puedes escuchar una estupenda entrevista con
un señor que no conocías, un tal Joan Margarit, poeta. Corría el año 2015 y
había ido allí a hablar de su libro, Amar es dónde. Toca soltar la
plancha y anotar título y autor en alguna libretina de las muchas
reservadas a esos menesteres, porque el buen hombre es un encantador de
serpientes. Descubres que es arquitecto y que escribe poesía desde que tiene
conciencia de sí mismo, es decir, que la escritura forma parte de él. Descubres
que está cargado de premios y de sensatez. Que es un gran conversador. Que
practica la virtud del respeto. Que cuenta que es un poeta bilingüe. Vamos, que
te va gustando.
Y hete aquí que la entrevistadora lo pone a
recitar algún poema de su libro, Amar es dónde.
A partir de este momento estás in love con
Joan Margarit. Y te interesan sus ideas sobre poesía y sus ideas sobre la vida.
Buscas todo sobre él, cómo puede ser que no lo conocieras. Descubres su página
web y descubres a un humanista en
la cita que la abre:
Siempre he tenido conciencia de que, para mí, la
poesía se extendía por toda la vida. La prisa, pues, no ha formado parte de mi
relación con el poema. El juicio final lo hará el tiempo y, al contrario de los
juicios finales de las religiones, yo no sabré el resultado. A mí me
corresponde sólo -y no es poco- el día a día con los poemas sin más
justificación, placer o compensación que buscarlos, componerlos y escribirlos.
Ninguno de nosotros contamos mucho, incluso los que parecen contar mucho, pero
nos puede salvar lo mismo que, curiosamente, también puede salvar el poema: su
honesta intensidad.
Joan Margarit
(Del prólogo a la primera edición de Tots els poemes 1975-2011, Grupo 62, labutxaca)
(Del prólogo a la primera edición de Tots els poemes 1975-2011, Grupo 62, labutxaca)
No
sabes catalán, pero qué bien suena. Y su sonoridad te lleva al Joan Manuel
Serrat de tu juventud y aquel Ara que tinc vint anys de cuando tú aún no
los tenías:
Y al tirar del hilo salen las Paraules d’amor:
Y ya puestos a coquetear con la nostalgia traidora
vas recordando que en el libro de literatura del último curso de un
bachillerato que no mencionarás aparecían poemas en catalán de Maragall y de
Espriu. Durante la oprobiosa, sí.
El
cementiri de Sinera te lleva al Cementerio marino, aquel que había que traducir
en francés, con ¿cómo se llamaba la profe?
Vas por mal camino, mejor vuelves a Joan Margarit.
Decías
que ya lo tienes incorporado a tus poetas de compañía gracias a la radio, a No
es un día cualquiera.
Y que el 15
de noviembre, Joan Margarit, ¡Premio Cervantes!
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