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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




sábado, 18 de octubre de 2025

#lacosapoética/123

MIGUEL HERNÁNDEZ
(1910-1942)

CLARA PEETERSBodegón con flores, copa de plata dorada, almendras, frutos secos, dulces, panecillos, vino y jarra de peltre, óleo sobre tabla, c.1611.
Propiedad del Museo Nacional del Prado


UVAS, GRANADAS, DÁTILES

 Uvas,  granadas, dátiles,
doradas, rojas, rojos,
hierbabuena del alma,
azafrán de los poros.
 
Uvas como tu frente,
 uvas como tus ojos.
Granadas con la herida
de tu florido asombro,
dátiles con tu esbelta
ternura sin retorno,
azafrán, hierbabuena
llueve a grandes chorros
sobre la mesa pobre,
gastada, del otoño,
muerto que te derramas
muerto que yo conozco,
muerto frutal, caído
con octubre en los hombros.
                                            De Iletrado oficial


JOSÉ LUIS PERALES - Canción de otoño


lunes, 13 de octubre de 2025

#lacosapoética/122

(1898-1994)
Generación del 27

MARUJA MALLO (1902-1995) 
Generación del 27



MADRIGALES

LA MAÑANA

Despierto está el lucero,
calladamente, suavemente, se acerca el alba.
Alegremente, ardientemente, locamente, viene la aurora...
El sol, redondo, entero,
llega a su hora.

LA TARDE

El día es ya recuerdo:
Amor fue el nombre de este día.
¿Por qué te vas veloz, por qué te pierdo?...
Dolor fue el nombre de este día.
Aunque tan lerdo,
tu esencia es exquisita... ¡Melancolía!

LA NOCHE

Bella, bella mil veces, adorada,
límpida, deslumbrante, risueña, airada...
Bella, mil veces bella, sombría, tenebrosa,
dulce, materna, amante.
¡Siempre hermosa!

Madrigales (extracto), de Homenajes, en Una firme razón para el deseo. Poesía reunida. Editorial Cátedra, Letras hispánicas, 2025



ROSA LEÓN - Al alba


sábado, 27 de septiembre de 2025

#lacosapoética/121


(Sevilla, 1902 – México, 1963)
Generación del 27



QUINO - Mafalda


TIERRA NATIVA

                                        A Paquita G. de la Bárcena

Es la luz misma, la que abrió mis ojos

Toda ligera y tibia como un sueño,
Sosegada en colores delicados
Sobre las formas puras de las cosas.

El encanto de aquella tierra llana,

Extendida como una mano abierta,
Adonde el limonero encima de la fuente
Suspendía su fruto entre el ramaje.

El muro viejo en cuya barda abría
A la tarde su flor azul la enredadera,
Y al cual la golondrina en el verano
Tornaba siempre hacia su antiguo nido.

El susurro del agua alimentando,
Con su música insomne en el silencio,
Los sueños que la vida aún no corrompe,
El futuro que espera como página blanca.

Todo vuelve otra vez vivo a la mente.
Irreparable ya con el andar del tiempo,
Y su recuerdo ahora me traspasa
El pecho tal puñal fino y seguro.

Raíz del tronco verde, ¿quién la arranca?
Aquel amor primero, ¿quién lo vence?
Tu sueño y tu recuerdo, ¿quién lo olvida,
Tierra nativa, más mía cuanto más lejana?

                                        De La realidad y el deseo



VÍCTOR JARA - A desalambrar



lunes, 22 de septiembre de 2025

    GRACIAS, ANA FRANK

 Cuando aún no se había inventado la adolescencia, porque la adolescencia esta de la que hablamos todos los días es un invento reciente, mi yo adolescente  ignorante de serlo leyó El diario de Ana Frank. En mi pueblo de referencia de entonces, capital del concejo, todavía no había biblioteca pública y tampoco librería. Los periódicos llegaban en el tren y los dos repartidores que yo conocí recogían directamente del vagón sus paquetes y se iban a repartir a chigres y domicilios de aquel y otros pueblos, andando o en bicicleta. 

    Pero había un comercio que aunaba las funciones de mercería y papelería, además de tener un rincón con una silla, una mesa pequeña que albergaba un flexo y un vaso, en el que una mujer cogía puntos a las medias. A veces, en la "sección" de papelería había algún libro a la venta. Podía ser Fabiola, Oliver Twist, Heidi, Miguel Strogoff, o cualquiera de aquellos maravillosos ilustrados de Brugera. También había joyas como Cien mujeres españolas (no lo busquéis, es inencontrable), Trilby, o los amores de Abelardo y Eloísa. Y gracias a ese lugar mágico que juntaba calcetines con lapiceros y gomas de borrar Milan con hilo de repasar los calcetines cuando se agujereaban, una madre interesada en que sus retoños fueran de pueblo pero no ignorantes trajo un día El diario de Ana Frank.

    No hará falta decir que me deslumbró y me hizo llorar a partes iguales, ni que no me sorprendió la madurez del pensamiento de Ana ni su ingenuidad al imaginar otra vida, porque aquellos adolescentes ignorantes de serlo nos sentíamos así. Tan perdidos como los de ahora, pero en otro momento histórico que no nos ofrecía la posibilidad de la conciencia de nosotros mismos. Y ahí, en aquella tierra de nadie, descubrí el horror y la injusticia a través del diario de Ana. Y después de llorar su suerte, y de buscar y confrontar en otros libros y en alguna película, después de comprobar la veracidad de aquella historia, me hice antigenocida, sionista, activista contra el antisemitismo, divulgadora del holocausto y hasta me apetecía ir a trabajar a un kibutz. Y, sobre todo, quedé convencida de que la humanidad había aprendido y que aquello nunca se repetiría.

    Muchos años después, muchos horrores después que están en la mente de todos y que se sucedieron en todos los continentes, por lo que no voy a nombrar ninguno, no creo que quede mucho de aquella adolescente ingenua y horrorizada. O sí: queda el convencimiento de que no hay que callar ante el horror y la injusticia. No tenemos capacidad para grandes decisiones que paren el genocidio de Gaza, pero creo que podemos decir que lo condenamos y exigimos al resto de países que condenen al gobierno genocida de Israel. Podemos enviar ayuda a los palestinos, firmar peticiones y manifiestos, acudir a manifestaciones; todo es útil. Pero, sobre todo, podemos decir alto y claro que sí, que es un genocidio y que lo condenamos con todas nuestras fuerzas. 

Podemos elegir que las palabras no pierdan su sentido.







domingo, 27 de julio de 2025

HIJA DE LA IRA

HIJA DE LA IRA

De  Ana Rojas y Pablo Escribano (por riguroso orden alfabético de sus nombres propios, no de sus apellidos paternos, nada de patriarcado por aquí)

Editorial Planeta, 2025


    No me he leído ni una, pero que ni una, de las cienes y cienes de reseñas de este libro; ni siquiera la contraportada, que es lo segundo que se lee siempre, después de los elogios publicitarios del fajín.

    He querido llegar virgen a la novela, en plan pureta y gafapasta, porque voy a ser muy rigurosa e imparcial en este panfleto, que no quiero que nadie me acuse gratuitamente de amiguismo. Porque sí, soy amiga de la mitad de la firma. Bueno, lo era, que desde que leí el libro siento que voy a incluir a la otra mitad entre mis amistades: Pablo, si consientes, desde hoy quedas incorporado a mi almáciga de amigas.

    Soy seguidora de Novelistos en alguna red social, la de los viejos, y lo pasé muy bien con la evolución y el" crecimiento de la obra (mejor crecimiento que gestación, que me quedaría un pareado feo) Al principio me reía porque aquellos vídeos eran una obra literaria en sí mismos, pero un día me dije a mí misma, "conociendo a anarrojas deberías saber que esto va en serio".    

    Y tan en serio. No sé cómo hicieron para poner en palabras semejante trama a cuatro manos, aunque sí me imagino a las dos cabezas urdiendo tal cantidad de trapacerías. Leí la novela de cuatro tirones, porque la vida no me dio la oportunidad de varias horas seguidas de sofá, pero engancha de tal manera que se puede leer de un tirón. Esa Orianita misteriosa nacida de la ira, que debe su nombre a una bisabuela siciliana y que lleva por compañera la jambiya que su padre tenía preparada para el hijo varón que nunca tuvo. Esa Orianita que se esconde en las Merindades y soluciona sus venganzas zascandileando por Villarcayo y alrededores. Esa Oriana es lo más, ya la hubiera querido para sí el Amadís aquel. Hecha a sí misma en condiciones muy adversas, fuerte y astuta, dulce, débil (odio escribir “vulnerable”) Tiene sus momentos, ¿y qué? Y la mala pécora de Soumía, que no me va a caer bien porque estoy en mi derecho de lectora de tenerle toda la manía del mundo, aunque sea una mala remala muy bien inventada. Y la inspectora Fonfría, que le puede plantar cara a cualquiera de mis favoritos, desde Vila o Chamorro hasta Brunetti o Carvallo, con esa mezcla de fortaleza e inseguridad: ¿pero qué nos pasa a las mujeres, superando ya el primer cuarto del siglo XXI y arrastrando síndromes de impostoras por Villarcayo o por cualquier sitio donde la vida nos ponga? 

Los autores y la obra en una imagen tomada del Diario de Burgos

    Y no sólo de muy buenos personajes femeninos vive la novela, no, que los masculinos también están muy bien creados. Todos son personajes complejos, ellas y ellos. Como si los novelistos estos, además de ser muy leídos, tuvieran en su día a día mucho trato humano con adolescentes de muchas edades y condiciones y con adultos mejor o peor tratados por la vida que tiran de ella como pueden o como los dejan. Y para la cosa de la delincuencia espero que no hayan experimentado personalmente, confío en su capacidad de documentación. Y en las novelas y el cine y el cómic y la música, que todo se filtra en esta novela. Desde el título (alégrate, Dámasoalonso, mira qué útil sigues siendo) o los nombres, Oriana, Licaón, Tabanito, hasta esa vida extraordinaria de la prota en el ejército, en oriente o en Riga (¿estabais pensando en Wallander cuando lo de Riga, por cierto?)

    Qué bien lo pasé, cómo disfruté leyendo la novela. Y cómo me prestaba pensar “esto lo hizo Ana” (perdóname, Pablo), “tengo una amiga escritora de las de verdad”.

    ¿Que dije qué del amiguismo? Dije que no quería que nadie me acusara de practicarlo gratuitamente, no que no lo fuera a practicar a conciencia. Con lo orgullosa que estoy de mi amiga escritora, lo que presumo por ahí, y lo cara que me sale, que ya regalé el libro tres veces.

    Enhorabuena, Novelistos, Pablo, Ana. Quedo a la espera de la siguiente. Vaaale, tomaos un respiro, descansad un poco, pero no nos tengáis mucho tiempo en el sinvivir, porfa.


sábado, 28 de junio de 2025

IR Y QUEDARSE Y CON QUEDAR PARTIRSE

                                             Lope de Vega, “Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos”, nº 61

    Lope, el enamoradizo, escribió esta rima para hablar de la intensidad de alguno de sus muy intensos amores. Él era así, intenso, en palabras de hoy. Pero paréceme a mí que son aplicables tan sabias palabras a otras muchas situaciones de la vida. A irse de un sitio donde se ha vivido mucho o poco tiempo y se ha sido muy feliz o menos feliz, porque la vida, esa loca, reparte sus gracias a capricho.
    El caso es que abandonar un lugar, aunque sea por voluntad propia, es un ir y quedarse:
“Ir y quedarse y con quedar partirse,
partir sin alma e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse”
    Que te vas con el corazón partío, vaya, que también dijo otro intenso contemporáneo, Alejandro Sanz. Pero no sufráis, que no voy a hacer un comentario de texto con partir y partirse, que ahora solo leo por placer, no por trabajo, y, a veces, por necesidad, porque hay algún artilugio con unas instrucciones de uso para las que se necesita medio máster.
    Podría ponerme intensa yo misma y hablar de partir ligera de equipaje, como dijo El Poeta, pero los encargados de la mudanza  que andan por aquí me correrían a gorrazos y con razón.
    Y si tuviera buena memoria podría citar a alguien, japonés, creo, que dijo algo sobre irse sin haber visto todo, ni haber vivido todo, ni haber agotado todas las posibilidades del lugar que se deja atrás; decía que era bueno que el lugar que se abandona no quedara cerrado, que se debía mantener un pasillo fluido entre el antiguo lugar y el lugar al que se va, pero no por nostalgia tonta sino porque la vida es un continuum; esa palabreja, continuum, sí la recuerdo, mi profesor de latín estaría contento  de ver que algo se me quedó.
    Pero me da a mí que la persona japonesa a quien atribuyo esa reflexión se refería a que puedes irte sin conocer el Museo Lázaro Galdiano después de quince años en Madrid, o la muralla medieval después de treinta y dos años en Santander, es verdad, pero estoy convencida de que a lo que se refería realmente era a la necesidad de dejar abierto el canal con las personas que nos acompañaron en esos tramos de vida y no al listado de monumentos no visitados.
    Y es que,  y ahora si me voy a poner algo intensa, lo importante son las personas que nos rodean a lo largo de la vida. Todas. Las que nos gustan poco, porque nos enseñan cómo no queremos ser y las que nos gustan mucho, las que nos quieren, las que nos tratan con respeto aunque no les gustemos, porque nos enseñan por dónde ir y nos acompañan en el transitar por ese pasillo japonés no siempre cómodo que es la vida. Y para esas personas la distancia no es el olvido, la distancia sigue siendo cariño y agradecimiento, aunque la presencia física, la muy falsa, se reduzca.
    Gracias a todas, personas que me acompañasteis hasta ahora. Aquí dejo la llave de acceso al pasillo japonés por donde seguiremos caminando juntas en la distancia, y haciendo camino, otro camino diferente. Se hace camino al andar, dijo el poeta. Y vamos a hacerle caso.


CAETANO VELOSO - La barca (Dicen que la distancia es el olvido)

domingo, 22 de junio de 2025

#lacosapoética/120

LUIS GARCÍA MONTERO


EDUARDO ÚRCULO - El viajero (Oviedo)



LA MUDANZA

Las cajas de cartón ya están conmigo
Junto a la puerta de la casa.
En la primera pongo la cabeza
Para guardar de golpe tu memoria,
La intemperie y un día de mañana.
Organizo mi pecho en la segunda
Con sus aves de paso, las sábanas tendidas
Y el corazón de antes.
En la tercera van
Las manos y las piernas
Con el norte y el sur
Y el este y el oeste
Y América Latina.
En la caja final doblo mi sombra.
Guardo también los ojos
Para empezar a ciegas la mudanza.



NIÑA PASTORI Y PABLO ALBORÁN - La mudanza

domingo, 25 de mayo de 2025

#lacosapoética/119


Montevideo, 2 de noviembre de 1923
PREMIO CERVANTES 2018

VELÁZQUEZ - Los borrachos o El triunfo de Baco (1628-1629)
Museo del Prado (Madrid)



La palabra infinito 

La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa.
Ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancia de ellas
está la opacidad en que te mueves.
Van a algún punto del resplandor y anidan,
cuando las dejas libres en el aire,
esperando que un ala inexplicable
te lleve hasta su vuelo.

¿Es más que su sabor el gusto de la vida?



THE ROLLING STONES - Shes´s A Rainbow

domingo, 18 de mayo de 2025

#lacosapoética/118

Timisoara, Rumanía, 1942
Premio Princesa de Asturias de las Letras 2024


MARUJA MALLO - La verbena


DOMINGO

¿Crees que no sé
Que tras este
Mágico incendio
Del bosque caído en el crepúsculo
Solo está el tiempo
Cobarde que pasa
Encubriendo su partida
Con maravillas espectaculares y fingidas?

¿Crees que no sé
Que los membrillos
No caen bajo
Su augusto peso,
Sino vencidos por las orugas
Nacidas del amor
Previsor
De mariposas mezquinas,
Locas y estrafalarias?

¿Crees que no sé
Que el victorioso regreso
De los vencejos
No es más que el resultado de
La cruel elección
De los malvados y los poderosos
Sobre los débiles y los buenos?

Quédate tranquila,
Me han dicho,
Ni una sola ilusión
Ha quedado sin desterrar,
Los maestros han cumplido con su deber.
Si en la tarde otoñal
De domingo
El mundo me parece perfecto,
Solo yo soy culpable,
Solo yo pagaré el lunes.

De El sueño dentro del sueño y otros poemas. Visor Libros, 2023 


BILLIE HOLIDAY - Gloomy Sunday

domingo, 11 de mayo de 2025

#lacosapoética/117


Premio Príncipe de Asturias 1981
Premio Cervantes 1998



COURBET - Mar de otoño (1867)
Museo de Arte O'Hara (Japón)


LLEGADA AL MAR

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.

Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Era en otoño, y en otoño
llego, otra vez, a tus orillas.
( De entre tus ondas el otoño
nace más bello cada día. )

Y ahora que yo pensaba en ti
constantemente, que creía…

( Las montañas que te rodean
tienen hogueras encendidas.)

Y ahora que yo quería hablarte,
saturarme de tu alegría…

( Eres un pájaro de niebla
que picotea mis mejillas. )

Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería…

(Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida.)


ROBBIE WILLIAMS - Beyond the sea

domingo, 4 de mayo de 2025

#lacosapoética/116

MARIO BENEDETTI
(1920 - 2009)

BALTASAR LOBO - Maternidad



La madre ahora 

Doce años atrás
cuando tuve que irme
dejé a mi madre junto a su ventana
mirando la avenida

ahora la recobro
solo con un bastón de diferencia

en doce años transcurrieron
ante su ventanal algunas cosas
desfiles y redadas
fugas estudiantiles
muchedumbres
puños rabiosos
y gases de lágrimas
provocaciones
tiros lejos
festejos oficiales
banderas clandestinas
vivas recuperados

después de doce años
mi madre sigue en su ventana
mirando la avenida

o acaso no la mira
solo repasa sus adentros
no sé si de reojo o de hito en hito
sin pestañear siquiera

páginas sepias de obsesiones
con un padrastro que le hacía
enderezar clavos y clavos
o con mi abuela la francesa
que destilaba sortilegios
o con su hermano insociable
que nunca quiso trabajar

tantos rodeos me imagino
cuando fue jefa en una tienda
cuando hizo ropa para niños
y unos conejos de colores
que todo el mundo le elogiaba

mi hermano enfermo o yo con tifus
mi padre bueno y derrotado. 
por tres o cuatro embustes
pero sonriente y luminoso
cuando la fuente era de ñoquis

ella repasa sus adentros
ochenta y siete años de grises
sigue pensando distraída
y algún acento de ternura
se le ha escapado como un hilo
que no se encuentra con su aguja

como si quisiera comprenderla
cuando la veo igual que antes
desperdiciando la avenida
pero a esta altura qué otra cosa
puedo hacer yo que divertirla
con cuentos ciertos o inventados
comprarle una tele nueva
o alcanzarle su bastón.

                            De El amor, las mujeres y la vida (1995)


CARLOS GARDEL - ¡Madre...! (1924)

domingo, 27 de abril de 2025

#lacosapoética/115

(1898 - 1936)
Generación del 27


EL GRECO - Lás lágrimas de San Pedro
Museo del Greco, Toledo




LOS PELEGRINITOS 

Hacia Roma caminan
dos pelegrinos,
a que los case el Papa,
porque son primos.

Sombrerito de hule
lleva el mozuelo,
y la pelegrinita,
de terciopelo.

Al pasar por el puente
de la Victoria,
tropezó la madrina,
cayó la novia.

Han llegado a palacio,
suben arriba,
y en la sala del Papa
los desaniman.

Le ha preguntado el Papa
como se llaman.
Él le dice que Pedro
y ella que Ana.

Le ha preguntado el Papa
que qué edad tienen.
Ella dice que quince
y él diecisiete.

Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra
y él de Antequera.

Le ha preguntado el Papa
que si han pecado.
Él le dice que un beso,
que le había dado.

Y la pelegrinita
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara
como una rosa.

Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera pelegrino
para otro tanto!

Las campanas de Roma
ya repicaron,
porque los pelegrinos
ya se casaron.


VIOLETA PARRA - Qué dirá el Santo Padre

sábado, 12 de abril de 2025

#lacosapoética/114

(Sevilla, 1875 - Colliure, 1939) 

VIRGEN DE LA MOSCA. (Fragmento) Anónimo flamenco (1520-1525)
Sacristía-Museo de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro (Zamora)


LAS MOSCAS

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas.

   ¡Oh, viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!

   ¡Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras tardes de estío
en que yo empecé a soñar!

   Y en la aborrecida escuela,
raudas moscas divertidas,
perseguidas
por amor de lo que vuela,

   -que todo es volar- sonoras,
rebotando en los cristales
en los días otoñales...
Moscas de todas las horas,

de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada;
de esta segunda inocencia,
que da en no creer en nada,

   de siempre... Moscas vulgares,
que de puro familiares
no tendréis digno cantor:
yo sé que os habéis posado

   sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.

   Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas,
ni brilláis cual mariposas;
pequeñitas, revoltosas,
vosotras, amigas viejas,
me evocáis todas las cosas

            De Humorismos, fantasías, apuntes, en Poesías Completas, ed. Espasa-Calpe, 1936
                                              Biblioteca Virtual Cervantes


PAULINA VIARDOT-GARCÍA - L'Andalousie au coeur (Canciones españolas)
Aserrín, por Natalia Labourdette, soprano y Francisco Soriano, piano.


domingo, 6 de abril de 2025

#lacosapoética/113

(Sevilla, 26 de julio de 1875-
Colliure, 22 de febrero de 1939)


Jardín de Christian Dior en Granville, Normandía (Francia)
Pérgola y parterre
Museo y jardín de Christian Dior


EN ABRIL, LAS AGUAS MIL

Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.


JOAN MANUEL SERRAT - Especialmente en abril

sábado, 29 de marzo de 2025

#lacosapoética/112

(1910-1942)

EDVARD MUNCH - El beso junto a la ventana, 1892
Museo Munch Oslo. Foto vía Wikimedia Commons


25

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.


De Cancionero y romancero de ausencias (1939-1941)




ROSANA - Si tú no estas aquí