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"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida"
Michel Houellebecq




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viernes, 14 de mayo de 2021

#poesíasiempre/51




García Lorca - Santo peregrino.
Dibujo a tinta y lápices de colores sobre papel. Granada,1926



CASIDA DE LOS RAMOS 

Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.

El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor apaga los suspiros
y un faisán los ahuyenta por el polvo.

Pero los ramos son alegres,
los ramos son como nosotros.
No piensan en la lluvia y se han dormido,
como si fueran árboles, de pronto.

Sentados con el agua en las rodillas
dos valles esperaban al otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.

Por las arboledas de Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.

(De  Diván del Tamarit, Casidas y  gacelas -
Publicado póstumamente en 1940, en Argentina)




Carlos Cano - Casida de los ramos 
(De Diván del Tamarit, Música para los poemas de García Lorca, 1998)

sábado, 27 de junio de 2020

#poesíaenverano/7


 FEDERICO GARCÍA LORCA



La casada infiel

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua me
sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la lleve del río.
Con el aire se batían las
espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
La regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.


Dibujos de Federico García Lorca



Romance de la luna, luna

                                       A Conchita García Lorca

La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, como canta en el árbol!
por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.


Miguel Ríos, The Black Betty Trío - El blues de la Tercera Edad 

sábado, 31 de octubre de 2020

#poesíaalarmada/6


Reyerta (Romancero gitano)

                                                   A Rafael Méndez


En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.


   El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.


   La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.




Federico García Lorca (piano) y La Argentinita. Café de Chinitas







domingo, 15 de agosto de 2021

#poesíasoloenfinde/10

(1898 - 1936)
Generación del 27


Teseo y el Minotauro. Mosaico romano en Retia



Llanto por Ignacio Sánchez Mejías


A mi querida amiga
Encarnación López Júlvez



             III

Cuerpo presente


   La piedra es una frente donde los sueños gimen
sin tener agua curva ni cipreses helados.
La piedra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

   Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas
levantando sus tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros sin empapar la sangre.

   Porque la piedra coge simientes y nublados,
esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.

   Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.

   Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.
El aire como loco deja su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lágrimas de nieve,
se calienta en la cumbre de las ganaderías.

   ¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llenarse de agujeros sin fondo.

   ¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!
Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,
ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo sin posible descanso.

   Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.
Los que doman caballos y dominan los ríos:
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.

   Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.
Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
para este capitán atado por la muerte.

   Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar el doble resuello de los toros.

   Que se pierda en la plaza redonda de la luna
que finge cuando niña doliente res inmóvil;
que se pierda en la noche sin canto de los peces
y en la maleza blanca del humo congelado.

   No quiero que le tapen la cara con pañuelos
para que se acostumbre con la muerte que lleva.
Vete, Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!


Carmen Linares - Nana de Sevilla (De Canciones populares antiguas. Recopiladas por García Lorca)

domingo, 22 de agosto de 2021

#poesíasoloenfinde/12


(1898 - 1936)
Generación del 27


Juan Barjola - Tauromaquia



Llanto por Ignacio Sánchez Mejías


A mi querida amiga
Encarnación López Júlvez

          IV
Alma ausente


  No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.

   No te conoce el lomo de la piedra,
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.

   El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.

   Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.

   No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.

   Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.
 
                       FIN DE LLANTO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS


Andrea Bolado - Soñar contigo (Zenet - Cover)

domingo, 11 de diciembre de 2022

#poesíaenotoño/24

(1898 - 1936)
Generación del 27 


El Teatro del Norte en Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Foto de Rafa Pérez en Artezblai, el periódico de las Artes Escénicas



Amor, amor
que está herido.
Herido de amor huido;
herido,
muerto de amor.
Decid a todos que ha sido
el ruiseñor.
Bisturí de cuatro filos,
garganta rota y olvido.
Cógeme la mano, amor,
que vengo muy mal herido,
herido de amor huido, 
¡herido! 
¡muerto de amor !

                            Poema incluido en Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín



Ana Belén - Herido de amor ( García Lorca y J.M. Serrat), en Lorquiana


domingo, 23 de octubre de 2022

#poesíaenotoño/10

Madrid, 1950
Premio Nacional de Poesía 2015
Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca 2021


 Anthony Frederick Augustus Sandys - Helena de Troya (1867)



Teichoscopia
                                        A Carlos García Gual


Tras nueve años de guerra, el rey de Troya
no sabe quiénes son sus enemigos.
Se lo pregunta a Helena, allá en lo alto
de la muralla: «Dime, Helena, hija,
¿quién es ese que saca la cabeza
a los demás y que parece un rey
por su modo de andar y por su porte
señorial?» «Mi cuñado, Agamenón,
un hombre insoportable que no cesa
de gruñir, el peor de los esposos
y un mal padre.» «¿Y el rubio que está al lado?»
«Es mi marido, Menelao, un idiota
que no supo apreciar como es debido
lo que tenía en casa y no comprende
a las mujeres.» Príamo registra
la información de Helena en su vetusto
cerebro, y continúa preguntando:
«Y ese otro de ahí, de firme pecho
y anchos hombros, que va y viene nervioso
por el campo, las manos a la espalda,
como quien trama algo, ¿quién es ese?»
«Odiseo de Ítaca, un fullero
de quien nadie se fía, un sinvergüenza.»
«¡Caramba con los griegos!», piensa Príamo,
y le dice a la novia de su hijo:
«Otros veo, muy altos y muy fuertes,
que destacan del resto. Por ejemplo,
esa masa magnífica de músculos
que está sentada al fondo, a la derecha…»
«Es Ayante, una bestia lujuriosa
y prepotente, un grandullón con menos
inteligencia que una lagartija.»
«¡Qué bien hice estos años —piensa Príamo—
sin saber quiénes eran estos tipos!
Basta que gente así reclame a Helena
para no devolverla.» Y en voz alta
dice a la chica: «¿Dónde estará Paris?»
«Imagino que en la peluquería,
haciéndose las uñas y afeitándose.»
«Ayúdame a bajar de la muralla
y vamos en su busca, que os invito
a los dos a una copa en el palacio.»

                   De Por fuertes y fronteras, 1996, en Los mundos y los días. Poesía 1970-2005, Visor Libros, 2012



Joan Manuel Serrat - Señora

sábado, 27 de febrero de 2021

#poesíaalarmada/126



Cristina García Rodero,
España oculta, El salto del maletilla, Fermoselle, 1975,
Colección Foto Colectania



Llanto por Ignacio Sánchez Mejías


A mi querida amiga
Encarnación López Júlvez


                    1

La cogida y la muerte


A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

   El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.

   Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!




Alicia de Larrocha (piano) Danzas gitanas, 5. Sacromonte, de Joaquín Turina


sábado, 7 de mayo de 2022

#poesíasoloenfinde/98




María Pagés, bailaora, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022
Foto de ESTEBAN para lavozdelsur.es (19-05-2021)




NO OS CONFUNDÁIS

Y cuando ya no quede nada
tendré siempre el recuerdo
de lo que no se cumplió nunca.
Cuando me miren con áspera piedad
yo siempre tendré
lo que la vida no pudo ofrecerme.
Creedme:
todo lo que pensáis que fue destrozo y pérdida
no ha sido más que conjetura.
Y cuando ya no quede nada
siempre tendré lo que me fue negado.
No os confundáis: con lo que nunca tuve
puedo llenar el mundo palmo a palmo.
Tanto miedo tenéis que no habéis advertido
la riqueza que se oculta en la pérdida.
Desdichados,
poca ganancia es la vuestra
si nunca habéis perdido nada.
Yo sí he perdido:
yo tengo, como el náufrago,
toda la tierra esperándome.



Carmen Linares, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022
Anda jaleo (bulería) (Canciones populares antiguas recopiladas y armonizadas por Federico García Lorca)

sábado, 28 de noviembre de 2020

#poesíaalarmada/34





Canción de noviembre y abril 
Canciones para terminar (Canciones 1921-1924)


El cielo nublado
pone mis ojos blancos.

Yo, para darles vida,
les acerco una flor
amarilla.

No consigo turbarlos.
Siguen yertos y blancos.

(Entre mis hombros vuela
mi alma dorada y plena.)

El cielo de abril
pone mis ojos de añil.

Yo, para darles alma,
les acerco una rosa blanca.

No consigo infundir
lo blanco en el añil.

(Entre mis hombros vuela
mi alma impasible y ciega.)

Rulo y la Contrabanda - Noviembre

jueves, 11 de febrero de 2021

#poesíaalarmada/109




Agua en Salzburgo



AGUA, ¿DÓNDE VAS?  


Agua, ¿dónde vas?

Riendo voy por el río
a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?

Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿qué harás?

No quiero decirte nada.
Yo..., ¡temblar!

¿Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar?

(Cuatro pájaros sin rumbo
en el alto chopo están.)

                            CANCIONES PARA TERMINAR (Canciones 1921-1924)









sábado, 18 de junio de 2022

#poesíasoloenfinde/110

Madrid, 1950
Premio Nacional de Poesía 2015
Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca 2021



Nuevas hordas de "celtas" en Stonehenge


ENSUEÑO CÉLTICO

Celtas, pienso en vosotros esta tarde,
cegado por un sol mediterráneo
que no es mi sol. En vuestra deliciosa
costumbre de sentiros tan a gusto
en un nublado Más Allá. En las brujas
que inventasteis entonces y que siguen
coleando en las páginas de Dahl.
En los héroes de vuestras epopeyas,
capaces de viajar al Paraíso
o de adentrarse en medio del Infierno
con la espada en la mano. En los druidas
de vuestra primitiva religión,
proféticos y astrales como piedras
de Stonehenge. En las hadas, bienhechoras
o no (que eso depende de que uno
las recuerde u olvide en sus plegarias),
que han brotado de vuestra fantasía.
En Iseo la rubia y en Ginebra
la adúltera. En Arturo y en Cuchulainn,
y en Merlín de los bosques y en Tristán.

Celtas, que habéis forjado los cimientos
de Europa desde Hallstatt y La Tène;
que hicisteis de Britania y de Galicia,
de Armónica, de Gales y de Hibernia
topoi de un mismo sueño compartido
por quienes nos sentimos europeos
(es decir, celtas, griegos y romanos,
germanos y cristianos a la vez).
Celtas, que habéis llevado la contraria
al mismísimo Hamlet, cuando dijo
que no hay nadie que vuelva de la muerte,
pues no hacéis otra cosa que contarnos
cosas del otro lado del espejo,
ese país que conocéis tan bien.
He pensado en vosotros esta tarde,
abrumado por un sol de injusticia
que no es mi sol.

                                                     De  Cuaderno de vacaciones. Visor, 2015


Hermanos Rigual - Cuando calienta el sol (1962)


domingo, 2 de octubre de 2022

#poesíaenotoño/4

(1898 - 1936)
Generación del 27

El Bosco - Tríptico del jardín de las delicias.
Museo del Prado (Madrid)




EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!

                                                        Sonetos del amor oscuro. Ed. Áltera, 1995



 
Dua Lipa - Garden (Album Visual)